THE APE MAN
Director: William Beaudine. Con Bela Lugosi, Emil Van Horn, Louise Currie, Minerva Urecal. U.S.A., 1943
Don Guillermo Beaudine, un stajanovista del cine
que lo mismo te hace superproducciones mudas como Sparrows que obras maestras
de lo astroso como Billy el Niño contra Drácula o Frankenstein contra JesseJames; San Bela Lugosi en estado de gracia, a este no hace falta ni que se lo
presente, sabida la devoción que por él se siente en esta casa; y el primigenio Gorilla
Man Emil Van Horn, aquel que es como una caricatura de primate y cuya vida y
milagros glosé ya en el último nº de Mondo Brutto que todos ustedes debieran
tener estudiado ya... ¡¡Todos juntos en el mismo filme!! ¿Quién da más...?
Una señora larga y adusta, espiritista por más
señas, viaja a la gran ciudad a buscar a su hermano, el Doctor Brewster,
oficialmente desaparecido. No es así, que la cosa es mucho más triste: el buen
doctor se esconde en su laboratorio subterráneo; enfrascado en sus experimentos
con monos se ha utilizado a sí mismo como cobaya mutando en una especie de
Abraham Lincoln beatnik, primera fase de su definitiva conversión en mico si no
es capaz de conseguir suficiente médula espinal de cadáveres humanos todavía
frescos para metérsela en vena... Eso de Lugosi con las inyecciones no tiene
perdón de dios... en fin... Convive allí con un gorila en jaula, como todo mad doctor que se precie, y con él sale cada día a la calle dispuesto a encontrar víctimas que sacien su sed… el lechero, el cartero, el policía, las amas de casa o el tendero: en este Viva la Gente al revés nadie está a salvo de la grotesca pareja. Zarpazo del mono, jeringazo del hirsuto sabio y hala a contarla al Otro Barrio ¡Cualquiera les tose!
Lugosi es como siempre estrella principal. Menudo gozo
da verlo al pobre con su levita y su ridículo maquillaje exhibiendo modales simiescos, gruñendo,
intentando vanamente aportar coherencia al demente argumento, riñendo con su
gorila continuamente como si fueran chiquillos: Bela y Emil, dos titanes de la
Otredad a quienes el filme se rinde sin reservas, luchando de continuo por robarse el plano.
Y es que al no haber en estas series Z la más mínima
intención de crear una atmósfera, lo fantástico irrumpe de golpe y porrazo las
más de las veces transformado en bufo elemento… que los auténticos adictos al género
aplaudimos a rabiar. Vengan planos y más planos de esos dos iconos inmortales de
la cultura trash, hombre mono y mono hombre, deambulando de la mano, encogidos
hasta la corcova, acechando tras setos y esquinas para acabar de una vez por
todas con la odiosa normalidad… Cosas así le devuelven a uno la alegría de vivir...¡Vivan estas parábolas atroces, sinceras, paupérrimas,
regalías estéticas consuelo de eremitas y marginales… gloria eterna a san Bela y su universo!!!