2011-11-29

Actualidades urgentes - 2: GOLFIÑO


Hace tiempo ya que estoy convencido de que todo esto de las categorías de lectura por tramos de edades no es otra cosa que un intento de censura; no en vano el tema lo introdujo legalmente el órgano encargado de administrarla en tiempos del Tío Paco con aquello que muchos recordarán de "Revista infantil", "Revista para los jóvenes", "Revista juvenil femenina", etc. Nuestro tiempos, amparados en la hipocresía de lo políticamente correcto, perpetúan el sistema bien que de modo menos expreso. Yo prefiero con mucho la libertad de escoger sin trabas, vergüenzas ni etiquetas. 

Ya lo dije AQUÍ cuando hablé de Pumby: uno de los peligros que conlleva tal actitud es la de menospreciar alegremente la obra de quienes pensamos trabajan para públicos infantiles: como si lo que en realidad existiesen fueran otra cosa que novelas, historietas, películas... bien o mal contados.
Viene a cuanto tal disquisición de un tebeo de ahora, que saben es materia en la que no suelo abundar a no ser que como en este caso estime imprescindible su difusión al tratarse de un producto muy afín a los de antaño, resultado de innúmeras lecturas y devociones que el autor deglute, reelabora y devuelve con mimo a la actualidad con voz propia, sin escudarse en socorridos revivals u homenajes.  

Se llama Golfiño y los Invasores y es obra de don Fausto Isorna publicada por primera vez en 2003 como se hacía antes, a ritmo de media o una página a la semana en el que fuera último de los grandes semanarios juveniles editados por estos lares, el gallego Golfiño. Lástima que con la cosa esta del paraíso políglota del que hoy disfrutamos su difusión apenas sobrepasase el Telón de Grelos; lástima, digo, porque fue cabecera semanal dirigida con el mismo espíritu, ánimo y calidad de cualquiera de los grandes tebeos europeos de los 50 y 60, incluyendo el inmarcesible Chicos español de unas décadas antes.

Golfiño fue el personaje emblema de la revista; su primera peripecia larga, este enfrentamiento con alienígenas en las calles de Compostela que quedó interrumpida cuando cerró el semanario en su entrega ochenta y nueve. Se presenta ahora debidamente concluido; su guión, de tono marcadamente juvenil para los eternos Inquisidores del Ocio, supone un regreso hoy muy raro de ver hacia las espléndidas raíces de la historieta, buceando Fausto gustoso entre tipos y lugares comunes de la comedia y la ciencia ficción para jugar con ellos el juego eterno del Género ante el ojo agradecido del lector.
 Sabe el señor Isorna como pocos mover a sus personajes, que parecen saltar de viñeta en viñeta movidos por un ritmo endiablado fruto tanto de su dibujo suelto y funcional como de un argumento que no da respiro, un Todo narrativo  como hacía décadas que uno no se echaba a la cara. Un tebeo orgulloso de ser tal,  rara avis capaz de devolver un placer casi olvidado y siempre añorado: el de perder entre sus viñetas la conciencia propia y dejarse llevar por la acción sin pensar, ingenua y gozosamente, como sucedía antes, en una vida anterior tal vez, hace muchííííísimo tiempo... 

2011-11-23

The Mysterious Dr. Fu Manchu


Nuestra veterana sección Grandes Personas con Bigote presenta a WARNER OLAND en
THE MYSTERIOUS DR. FU MANCHU
Director: Rowland V. Lee. Con Warner Oland, Neil Hamilton, Jean Arthur, O.P. Heggie. USA, 1929

Uno de los más ilustres mostachos de la historia del cine asoma hoy por aquí, nada menos que el del sueco Warner Oland, quien conociese fama y fortuna haciendo siempre de chino, fuera como Fu Manchú, Charlie Chan o el licantrópico Dr. Yogami, debido a sus ojos levemente rasgados y a una mirada fría y pelín cruel que nuestro prejuicio identifica con lo Oriental; más aún en los años en que la cosa del Peligro Amarillo (hoy consumado, bien que por otras vías) estaba muy pero que muy de moda.

Oland, el chino que nunca fue, se dedicó al cine después de emigrar desde Suecia a California y desempeñar innúmeros oficios; interpretando para la Fox al detective Charlie Chan se hizo rico y famoso, mas la suerte decidió darle la espalda y el pobre acabó volviéndose loco -estaba convencido de que los platós donde rodaba sufrían maldiciones vudú-, regresando prejubilado a su país donde murió solitario poco tiempo después. Entre medias pergeñó fabulosos papeles por los que siempre se la adorará en esta casa, como el del primer Fu Manchú del sonoro. Ya antes el diabólico doctor creado por Sax Rohmer había visitado las pantallas en un serial británico protagonizado por Harry Agar Lyons en 1923, donde el malvado oriental presentaba un bigote más cercano al del Revoltoso Cabo Austríaco que a ese largo y colgante que todos le conocemos.

Aparece el Doctor en este The Mysterious Dr. Fu Manchu como una bellísima persona dedicada a socorrer a la humanidad en general y a los blancos en particular durante la insurrección de los boxers en Pekín (la misma que contara Nicolás Rayo en aquellos Cincuenta y cinco días); como pago a sus desvelos recibe un obús de las tropas coloniales que de golpe y porrazo mata a toda su familia. Su  mayúsculo y justificado cabreo es lo que le lleva a convertirse en un genio del mal: nada que ver con Sax Rohmer, como bien verán quienes lo hayan leído.

Adopta aquí a una huerfanita blanca para transformarla en instrumento de su venganza, manteniéndola a lo largo de los años en un permanente estado hipnótico que la tiene medio lela. Objetivo el de la venganza personal harto más modesto que su clásica aspiración a dominar el mundo, si bien no falta nada de la iconografía que hizo célebre al personaje: hay asesinatos rebuscados, sicarios merodeando a la sombra de aristocráticas mansiones, tugurios en los bajos fondos, pasadizos secretos, dardos venenosos y pociones mortales; sólo se echa en falta, y mucho, la obligada cámara de torturas.

Interpretada a la manera del mudo, demasiado reciente para que sus mañas fueran olvidadas, la película quiere demostrar una y otra vez que es sonora, con lo que unos larguísimos diálogos  acaban por restarle agilidad. No basta tampoco el despliegue de lugares comunes para proporcionar el ambiente de turbio exotismo que las ficciones de Fu Manchú requieren, si bien Oland imprime al personaje el aura maligna y la oscura grandeza que tanto Karloff como Henry Brandon prolongaron en sus filmes. Y hasta habla, como debe ser, meloso y educado, y ríe entre dientes como dicen lo hacen víboras e hienas: más que de sobras para que ahora mismo me lance a ver los otros títulos de esta trilogía, The return of Dr. Fu Manchu (1930) y Daughter of the Dragon (1931). Hala, les dejo que me voy a buscarlas...

2011-11-18

Penagos vs. Ritchie

RAFAEL PENAGOS EN BAKER STREET 


Viene hoy a vernos al Desván don Rafael de Penagos, uno de los ilustradores capitales de la España de la Dictablanda y la República, máximo representante del art decó, moderno empedernido y practicante de una estética nueva llamada a perdurar. Miren qué línea tan precisa, qué sabia utilización de los escasos colores, cuánta sobriedad y cuanta elocuencia, qué donaire y elegancia tienen sus figuras. Artificiales, que no artificiosas: una visión del genio de Baker Street en las Antípodas de la feria visual consumada por el infame Guy Ritchie.



Quién le iba a decir a don Vicente Blasco Ibáñez, editor de estos libros allá por 1917, que la criatura de San Arturo Conan Doyle iba a devenir un siglo más tarde papilla para adolescentes mal formados... Aún con dolores de barriga tras la visión del modernísimo filme, he querido traer estas imágenes en desagravio a cuantos amamos a los genuinos Watson y Holmes, y hasta a sus bienintencinados y honrados imitadores...



Y no es que uno esté por completo en contra de los pastiches: lo que verdaderamente clama al cielo es que se usurpen nombres y tipologías y se imposten por otras queriendo hacer creer, encima, que son nuevas visiones que no hacen  sino actualizar lo desfasado: y no.
Tanto en este caso como en los tristemente célebres de Drácula, Alicia o Frankenstein son auténticas traiciones lo que se perpetran al amparo, además, del nombre del escritor doblemente mancillado, olvidada toda complejidad, sustituida por modos narrativos atosigantes para amantes de la consola y el video clip entre los que comprenderán que por ancianidad no puedo contarme...
Y perdonen la verrina, pero es que no he podido contenerme... No hagan caso si no quieren y limítense a admirar tan hermosas muestras de arte holmesiano...

2011-11-14

Actualidades urgentes - 1: 2000Maníacos

 2000Maníacos está aquí!!!! 

 Nada menos que veintidós añitos lleva apareciendo, con deliciosa irregularidad, el más veterano de los fanzines europeos, el 2000Maníacos, publicación en la que, no lo olviden, nació hace ya lustros la tribuna desde la que me dirijo a ustedes intentando desasnarles: El Desván del Abuelito.

 Creerán algunos, los más ignaros, que esto de los fanzines es cosa de jovenzuelos: craso error. Lo demuestra bien a las claras este ejemplar recién salido del horno que se dedica, sabiamante, a glosar las maravillas del Cine Exótico. Y a juzgar por el resultado, habrá que esperar que llegue lo mejor cuando ya todos los colaboradores se encuentren en el asilo, porque conforme pasa el tiempo, estos señores demuestran ser como el vino: mejores cuanto más viejos!
 El sumario es para quitar el hipo. Si pensaba usted que del cine bizarro ya estaba todo dicho, que era cosa de Jesús Franco, la blaxplotation y los monstruos birriosos de la Troma, aquí está este compendio de sabiduría y buen humor para combatir semejantes tópicos. Dossiers sobre el cine Z de acción facturado en Nigeria, Togo o Camerún; repaso a las estrellas del cine pakistaní, filipino u otomano; superinforme sobre las Tarzanas del celuloide rancio a cargo de quien a ustedes se dirige; censo de escritores pulp consagrados al Mondo, ese género entre el documental y la sensibilidad enferma; dossier Mandingo sobre el cine de esclavos; completo recorrido por el cine caníbal facturado en los setenta; reseña crítica de más de cincuenta filmes ignotos de verdad, no de los que todos ustedes tienen en la cabeza... ¡¡Lo nunca visto!!

Y es que en un alarde incomparable no se limita este número a descubrirnos una o dos películas curiosas de las que luego buscamos en la mula, sino que trae a la palestra CINEMATOGRAFÍAS ENTERAS cuya trayectoria y avatares nos son completamente desconocidos!! Una verdadera lección, toneladas de información y ese tono entre el academisismo y la chufla que su director Manuel Valencia ha sabido imprimir siempre a sus criaturas... ¡¡Un número absolutamente obligado para cuantos se interesen por lo que de verdad importa, el Pop, el cine loco y los desvaríos de la cultura popular!!
Así que hala, no lo duden y muévanse: pídanlo por siete eurines de nada escribiendo un mail a
pipoelpayasoborracho@yahoo.es o acérquense, ustedes que saben, al facebook ese y verán lo que es bueno. ¡¡Corran hasta
 http://www.facebook.com/pages/2000-maniacos/57992851632

Aprender cosas, nietucos, es lo más divertido que cabe hacer en este mundo. Y con este 2000Maníacos no van a parar de reír y de aprender, palabra del Abuelito!!

2011-11-09

Pamplinas en el Purgatorio

EL MODERNO BARBA AZUL
Director: Jaime Salvador. Con Buster Keaton, Ángel Garasa, Virginia Serret, Fernando Soto. México, 1946

Hablaba hace poco, a cuenta de la intervención del venerable José Cotten en la chiripitiflaútica cinta italiana de horror y sexo Lady Frankenstein, del exilio de grandes actores norteamericanos en filmografías de países remotos donde recalaban en sus horas bajas. Decadencia para unos, que lo consideran un demérito en sus carreras; agradecido refugio contra la indigencia para otros, que saben ver en tales peripecias el sentido homenaje a los grandes de los públicos de otros lares.
San Bela Lugosi, relegado a filmes de ínfimo presupuesto y bagaje artístico en manos del chiflado Ed Wood; el Flaco de Oro Juan Carradine paseando su físico caquéxico entre locuras mejicanas y horrores filipinos; el inmarcesible Boris Karloff obedeciendo las órdenes de de extraviados directores de más allá del Río Grande; el mismo Cotten doblado al japonés entre submarinos de juguete y túnicas de purpurina bajo la batuta de Inoshiro Honda... y aquel a quien traigo aquí, nada menos que el señor Cara de Palo, don Buster Keaton, figura capital venerada por todos los historiadores ortodoxos del cine que también frecuentó tan particulares purgatorios.
Tras conocer sus días de gloria en el mudo, don Buster atravesaba en los años cuarenta pésimos momentos. Divorciado, amigo del frasco hasta límites insostenibles, vetado por el magnate de la Metro Louis B. Mayer con quien estaba peleado a muerte, inquilino periódico de clínicas mentales y centros de desintoxicación, a tales alturas nadie daba por él un duro. Bueno, nadie no, que sus vecinos del sur, siempre sabios y generosos, lo contrataron para que trabajase en México donde aún se confiaba en su chispa y en su genio. Y allá que acudió Pamplinas -como se le conocía en ámbitos castellanoparlantes- satisfecho de encontrarse en nuevos platós por más que careciesen del lujo y el glamour de los que antaño frecuentara.
Como imitando su peripecia vital, interpreta en El moderno Barba Azul a un naúfrago llegado a las costas yucatecas, desvalido, pobretón, perdido en un mundo que no es el suyo. Es soldado del Pacífico que acabada la Guerra Mundial se entrega a los mexicanos tomándolos por japoneses; para corresponder, éstos le confunden con Barba Azul, el asesino de mujeres, y lo encierran en el calabozo. Buster apenas habla, como corresponde a su calidad de estrella silente; junto a otro desharrapado como él, se le acaba ofreciendo la posibilidad de canjear la pena de cárcel por un viaje suicida a la Luna que organiza el barbado Profesor Benítez. Su pillo y aprovechado compañero de celda, siempre dispuesto a abusar del ensimismado Buster, está interpretado por el cómico español Ángel Garasa, actor huído de la incivil Guerra del 36 y acompañante de Cantinflas en buena parte de sus comedias.
A bordo de un cohete de cartón parten ambos, acompañados por la vistosa sobrina del sabio inventor, para aterrizar en un campo vecino que alegremente toman por la Luna. Deshechadas sus escafandras astronaúticas, los viajeros visten cómodas túnicas con estrellas y cucuruchos de hechicero, atavíos característicos de los selenitas como todos sabemos.
Es El moderno Barba Azul deslavazado entremés cómico a mayor gloria de Pamplinas, quien borda una vez más al personaje taciturno y fatalista que a base de mímica, abulia y cabriolas intenta conservar su dignidad frente a un destino siempre hostil. Ritmo cansino, como a trompicones; sucesión de gags apenas hilvanados por un débil entramado argumental; un México tópico de alguaciles bigotudos con pistola y lozanas lupitas; y aún así, qué quieren, es inevitable estimarla, como a la otra producción mex de don Buster, El colmillo de Buda (1949): ambas comparten el sabor envenenado de la derrota, ese regusto fuerte a mojama seca que ningún cinéfago cabal es capaz de rechazar...

2011-11-04

Roberto Alcázar contra los Seres de Otros Mundos

ROBERTO ALCÁZAR CONTRA LOS SERES DE OTROS MUNDOS
 ¡¡Vuelve por estos pagos Roberto Alcázar, el más grande héroe del trash español!! ¡Regresa nada menos que a bordo de un platillo volante, dispuesto a ajustar las cuentas a cuanto invasor alienígena ose acercarse por nuestro mundo! Porque, nietucos, una vez más se lo he de decir: desconfíen de las sandeces que al respecto les han contado, Roberto gusta más de zurrar marcianos, doctores locos o chinos malvados que ninguna otra clase de villanos. ¡Nada de politiquerías idiotas que cual sambenito le han querido endiñar: Puro POP en viñetas, alegre y contagioso como pocos!



 Para muestra un botón: trogloditas y astronautas, viajes al espacio exterior, seres de cristal flotando en el éter, hombres de Marte de los de antes de la Guerra, marcianos entre esquimales, robots con faldas y venusinos varios: ¿Quién da más?


 



 Llegadas las navidades, Roberto y Pedrín acostumbran visitar Otros Mundos, como en 1972, que se fueron hasta el Planeta de los Simios; el resto del año, menos exigentes, se limitan a poner el ojo morado a cuanto hombre verde se arrime por aquí. ¡Garrotazo y tentetieso! ¡Faltaría más...!

Las imágenes de hoy son obra de Eduardo Vañó, el creador de la serie, y de sus hijos Eduardo y Vicente. Todas las publicó la vampiresca editora Valenciana entre 1950 y 1973. ¡¡Viva Roberto Alcázar!! ¡¡Vivan los marcianos verdes y los robots asesinos!! ¡¡Vivan los selenitas enanos y los cohetes de cartón!! ¡¡Y a la mierda con los cenizos que no sepan ver tanta gloria bizarra, nietucoooos...!!

2011-11-01

Día de los fieles difuntos


EPITAFIOS ALEGRES 
Decían chuscamente de los cartujos, aquellos monjes encerrados a perpetuidad en sus monasterios, que solo estaban autorizados a romper su voto de silencio cuando dos de ellos se cruzaban en su caviloso deambular, saludándose entonces en macarrónico latín con estas palabras: Morir habemus, decía uno, a lo que el otro contestaba: Ya lo sabemus. 
La muerte es hoy entre quienes no habitamos los claustros el tabú máximo, innombrable todo el año excepto en un día como el de hoy. No siempre fue así: antes hasta el universo infantil la tenía presente, como el natural e inevitable hecho que es. Y hasta se permitía cachondearse de ella en los tebeos. Actitud, desde luego, menos gazmoña que la actual.   
Jaimito, el longevo semanario para niños de editorial Valenciana, hasta le consagraba en 1950 un extraordinario llegadas fechas como estas. Humor macabro, dirán algunos, y hasta de mal gusto en alguna ocasión, como pueden apreciar en estas páginas de José Palop, Edgar, don Enrique Pertegás o Emilio Frejo. Aprendan acerca de los ritos funerarios, estremézcanse con la escasísima corrección política de los chistes de Antonio Edo Mosquera "Edgar", admiren el arte de Jesús Liceras y su Tenorio en colorines. Disfruten y reflexionen ahora, porque como bien dice el refrán Dentro de cien años, todos calvos...