2008-11-28

La ciudad submarina

LA CIUDAD SUBMARINA

Al sacar el otro día los tebeos del Doctor Brande, me acordé de esta serie de novelas "de 48 grandes páginas con un total de más de 60.000 letras" que ilustró también el prolífico, olvidado y muy reivindicable Víctor Aguado.

La ciudad submarina es obra del francés Jean Bonnery; la publica en España editorial Iberia, en siete entregas semanales durante agosto y septiembre de 1929.

Cuenta las peripecias de un grupo de pasajeros de un transatlántico secuestrados en plena travesía y transportados presos hasta una ciudad bajo el océano, construida en 1880 y regida en la actualidad por el ambicioso japonés Yakawwa. Un millonario, una jovencita, un héroe joven y noble, arrastrados hacia una trama de aires apocalípticos.

Una novela donde salen chinos piratas que viven debajo del agua... ¿cómo no va a tener el máximo interés?

2008-11-26

Doctor Brande

EL DESCUBRIMIENTO DEL DOCTOR BRANDE

Tres tebeítos nada más, es cierto, y aún así este inconcluso Descubrimiento del Doctor Brande se convierte en pequeña obra maestra (secreta, además, que pocos la conocen) de la historieta fantástica española.

La ilustró felizmente Víctor Aguado en unos tiempos muy malos, cuando andaba el Tío Paco muy flamenco compadreando con sus colegas Benito y Adolfo a costa de las desdichadas poblaciones europeas. Era 1942 y parecía que la cosa del totalitarismo fascista iba a durar siempre. Los estados raciales puros en los que se divide la humanidad, que aparecen en esta serie, son claro eco de lo que estoy diciendo.

El autor del guión lo desconozco; acaso esté basado, díganmelo ustedes si lo saben, en la novela de Ray Cummings Tarrano el Conquistador, que había publicado en España unos años antes la colección Novelas y Cuentos. Es historia pausada y apocalíptica, en las antípodas de la space opera.

Don Víctor, ilustrador catalán, prolífico portadista de folletines y pulps, apenas incursionó en la historieta: lástima grande, a la vista de esta serie. Estética y concepto muy cercanos a los de La vida futura (1936), la película de Korda diseñada por el inmortal William Cameron Menzies. Miren si no qué maravillas arquitectónicas, tan inusuales en el medio, deja caer Aguado por entre las viñetas.

Ciencia ficción pionera y hermosa, que desmiente una vez más la mala fama con la que todavía intentan los ignorantes mancillar a los tebeos de la posguerra.

2008-11-24

Gorilla at large

Cine Primate presenta...
GORILLA AT LARGE
Director: Harmon Jones. Con Cameron Mitchel, Anne Bancroft, Lee J. Cobb, Raymond Burr. USA, 1954

¡Acérquense, damas y caballeros, abandonen todo temor y todo respeto! ¡Atrévanse a penetrar en la Feria de Raymond Burr, donde verán cara a cara a Goliath, el gorila más grande del mundo, asesino de más de mil hombres antes de ser capturado en las selvas vírgenes de África!

¡Aprovechen la oportunidad de contemplar uno de los últimos filmes que juegan toda su suerte al efecto que causa un hombre disfrazado de simio gigante, genuino ejemplo de cine primate, todo un whodunit estructurado en torno a la presencia del gorila entre la troupe de artistas circenses! ¡Podrán ver a la bellísima Anne Bancroft manipulando a su antojo vidas y haciendas de los hombres que le rodean, mientras cada noche se juega el tipo balanceándose en el trapecio por encima de su enamorado Goliath! ¡La mujer y la bestia, juntos una vez más!





¡Gocen de una trama convencional y a la vez loca, con asesino disfrazado de gorila como en The Ape de Boris Karloff! Interpretada además por los más grandes actores a su disposición: Lee J. Cobb haciendo de arquetípico policía, de los que llevan sombrero, fuman puros y ponen los pies sobre la mesa del despacho; Raymond Burr, Cameron Mitchel y Anne Bancroft, un triángulo explosivo que da vértigo; un bisoño Lee Marvin ejerciendo de poli tontorrón y engreído...




¡No deben perderse grandes secuencias, capaces por sí solas de animar y hasta salvar lo que pudo ser película corriente y olvidable, si no fuere por la presencia magnífica de Goliath!

¡¡VERÁN... como el simio escapa de su jaula desatando su furia salvaje!
... como deambula sin control entre las atracciones de la feria, haciendo aspavientos entre caballitos y laberintos de espejos!
... como muestra su pasmo y desconcierto ante una orquesta de chimpancés mecánicos!!

¡No lo piensen más y disfruten de una buena fotografía, de los colorines siempre agradecidos del circo, de un ritmo ejemplar y un hermoso guión previsible y prototípico! ¡Cine sin más pretensiones que la de dejar pasar el rato! ¡Quién quiere más!

2008-11-21

Perfidias orientales

EL TIGRE DEL TIBET

Repasa que repasa las cositas del Desván, me he encontrado este pulp (como se dice ahora) que publicase la casa Hymsa en 1936, escrito por Gerald Burrard e ilustrado, con colorida portada, por L. García.

Perfecto ejemplo del ensamblaje que une eternamente género y violencia, aquello que toca nuestros instintos primarios y que los cultivadores de lo popular han sabido siempre explotar sabiamente.

Y más cuando andan de por medio chinos y otras razas exóticas, aptas para volcar desde/sobre ellas todas nuestras sádicas fantasías. Empalamientos, cosa rara de ver, que los de Holocausto caníbal no inventaron nada; tiros en la cabeza, puñales en el corazón -entonces los lamas no tenían tan buena fama como ahora-, chinos volando por los aires y carnes que se abren bajo la mordedura del látigo.

La sangre derramada y el placer de la lectura. Muchas veces volveré sobre este tema. ¡¡Estén atentos, que hay morbos viejos para rato!!!

2008-11-18

Chandú the magician / The strange Mr. Gregory

Hoy se dedica la sección Grandes personas con bigote al actor Edmund Lowe.
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Un señor maduro, con clase y un punto melancólico que hoy apenas sería recordado si no fuese por su participación en el género fantástico, que como los fans estamos todos medio locos, pues no nos cuesta nada magnificar e idolatrar desaforadamente a cuantos intervienen en él.

Procedente del cine mudo, en el que fue galán sin paliativos y primera figura, Lowe incursionó en el sonoro como secundario para recalar después en los infiernos de la serie B y las producciones de los estudios pobres de Hollywood. La televisión de los cincuenta lo rescató y le proporcionó digna jubilación. Lowe tuvo al menos tres papeles protagónicos en el género de géneros, casualmente haciendo de mago en todas las ocasiones: en The Spider (1931) y en las dos que echaron ayer en Canal Desván; voy ya con ellas.
CHANDÚ THE MAGICIAN
Director: W. Cameron Menzies y Marcel Varnel. Con Edmund Lowe, Bela Lugosi, Irene Ware, Henry B. Walthall. USA, 1932

Nada menos que don Guillermo Cameron Menzies, el mayor genio de la puesta en escena que el cine ha dado, interviene en Chandú el Mago como codirector. Basta que recuerden algunos de sus logros más sonados (El ladrón de Bagdad 1924, La vida futura 1936, Esmeralda la Cíngara 1939) para que se den cuenta de que gracias a él nos encontramos ante uno de los grandes títulos del fantástico de los treinta, depurado y magnífico.

Basada en un serial radiofónico, la película narra el enfrentamiento entre Chandú, el yogui bueno, licenciado en magia por la Escuela Superior de la India, y Roxor, nigromante malo que aspira a hacerse con un rayo destructor capaz de reventar ciudades enteras, casualmente inventado por el cuñado de Chandú. Todo muy en la línea de una época fascinada por la magia, la prestigitación a lo Houdini, el espiritismo o los Seres Superiores que madame Blavatsky, la fundadora de la Teosofía, había descrito como amos secretos del destino humano y residentes en el Tíbet. Antes de crear el clásico del cómic Mandrake el Mago (1934), Lee Falk debió de verse varias veces esta película, porque su personaje es idéntico en físico, poderes y orígenes a Chandú.

Mezcla afortunada de exotismo colonial -turbantes, zocos, mercado de esclavos- con ciencia ficción y terror -maquinarias frankesteinescas con chispas y centellas-, de desarrollo folletinesco sin que falten gloriosos lugares comunes como la hipnosis, los templos subterráneos o las estatuas vivientes, el filme se beneficia de grandes intérpretes además de Lowe: San Bela Lugosi construye uno de sus mejores personajes, exagerado, gesticulante, demoníaco, puro arquetipo. Y el gracioso, personaje habitual del fantástico de los treinta, es aquí un borrachín con fez a quien se le aparece continuamente su Mini Yo en escenas de indudable fuerza bizarra.

Puro zumo de pulp concentrado, sin colorantes ni conservantes.

THE STRANGE MR. GREGORYDirector: Phil Rosen. Con Edmund Lowe, Jean Rogers, Donald Douglas, Marjorie Hoshelle. USA, 1945

Mago a lo Aleister Crowley, por quien tanta devoción se tiene en este Desván; como él, perverso y decadente es el personaje encarnado en esta ocasión por Mr. Lowe.
Gregorio el Grande le llaman en los escenarios donde efectúa inocuos números de prestidigitación para ganarse el pan; hipnotizador e investigador de la magia negra y la animación suspendida en su peligrosa vida privada, lo que realmente apasiona a Mr. Gregory es lanzar sobre las mujeres su mirada magnética para perturbarlas hasta la raíz y despertar en ellas los instintos más primarios. Y no para hasta conseguirlas, justo como acostumbraba Crowley en el mundo real.

El hecho de encapricharse de una dama casada no hace sino complicar la existencia del mago, obligado para conseguir su objetivo a mantenerse como muerto por espacio de tres meses que pasa enterrado en una cripta y metidito en su ataúd. Una retorcida trama que no tengo intención de desvelar se sigue a este gimmick inicial; grave, sobreactuado y sin la sombra de Lugosi sobre él, Lowe se crece en un doble papel al que llena de majestad y misterio.

Es una producción Monogram, con todo lo que esto conlleva: austeridad de medios, gran pulso narrativo, guión al borde del absurdo, solventes intérpretes, ausencia de alardes de ningún tipo.
A medio camino entre el filme de terror y el policial extravagante, lo que para los amantes del género significa placentera garantía. Como la dirección del prolífico Phil Rosen, otro de los Hombres de Una Sola Toma capaz de facturar cine entretenido y sin pretensiones en apenas un par de semanas de rodaje, como demuestra en esta serie Z fresca aún como una lechuga, por tantos conceptos ejemplar.

2008-11-14

Purk el Hombre de Piedra

Continuando la serie CAVERNÍCOLAS ESPAÑOLES toca hoy traer, nobleza obliga, al más conocido entre todos ellos, Purk el Hombre de Piedra.
Desde 1949, año en que nace del genio de Manuel Gago, el Hombre de Piedra vive su azarosa existencia de doscientas diez entregas en una prehistoria mítica, universo de monstruos, titanes y damas terribles. Además, claro está, de otras especies hoy extinguidas: humanos voladores, humanos roedores, humanos vampiros, centauros, gorilas acorazados, hasta hombres con testa de rinoceronte. Tiempos megalíticos delirantes, sólo superados por otras incursiones del autor en el género, Piel de Lobo y Castor, a quienes les presentaré próximamente. Cabe el honor a Gago de ser el único dibujante español que crease héroes cavernícolas.

Lila, su señora, con quien matrimonia en rito precristiano, le acompaña en su deambular por el mundo troglodita. También Sandar, una especie de ahijado, ayuda a Purk en sus justicieras intervenciones, casi siempre dirimidas a palos en duelos espectaculares a lanza y garrote.

Maravillosa prehistoria imaginada. Yo la cambio muy a gusto por cuanta certeza pueda salir de Atapuerca.