2010-07-20
Hasta septiembre
2010-07-15
Vienen del Espacio y traen malas pulgas
Se lo diré una y mil veces: no sean cándidos y no se fíen de los extraterrestres, que tienen en general una mala gaita que para qué les voy a contar. Y quien no se lo crea, que vea el primero de los filmes de este programa doble, obra de don Juan Gilling, el británico autor de El Reptil (1966) y La plaga de los Zombies (1966), de quien ya se habló hace tiempo AQUÍ.
Comienza el asunto de forma ortodoxa: un balón del espacio cae en la campiña inglesa y el ejército, acompañado de un trío de científicos -chico, chica y viejo- corren a llevárselo a un laboratorio, según manda el protocolo. De noche la esfera se pondrá a brillar, produciendo desazón en los presentes, mientras que una garra monstruosa se dejará ver por el quicio de una puerta...
Y es que el cacharro no es más que un teletransportador que se trae a un gigantón de Ganímedes con el objeto, claro está, de raptar lozanas hembras terrícolas. Ya les dije hace tiempo que solo el sexo es motor de los monstruos. Desde que el ladino alienígena se anuncia ofreciendo trabajo de pin up en una revista llamada "Bikini Girl", las chicas londinenses empiezan a desaparecer por docenas.
KRONOS
Director: Kurt Neumann. Con Jeff Morrow, Barbara Lawrence, John Emery, George O´Hanlon. USA, 1957
Por si acaso aún no lo teníamos claro, echaron en el cine otra película que remarca la maldad de los que acechan ahí afuera. Con decirles que el primero de sus planos es un convencional platillo deslizándose por el espacio... De nuevo un trío de investigadores -chico, chica, feo- asisten a su llegada. Antes, cháchara científica a mazo, más entretenida que en otras ocasiones, y stock shots de misiles y aparatos como está mandado.
Del océano surge una máquina de acero y metacrilato, especie de archivador de oficina gigante y absurdo, que camina torpemente y pretende absorber toda la energía eléctrica de la Tierra. Está conectado telepáticamente con un sabio con bigote a quien posee un espíritu extraterrestre, tiene antenas, hace juegos de luces y en un alarde de imaginación poética es bautizado por los americanos como Kronos.
Su devenir arrasando ciudades y estrujando centrales de energía da lugar a la composición de bellas imágenes, casi abstractas a veces debido a las rectas formas de este monstruo único de perfiles geométricos, rara avis entre los de su estirpe, y ello pese -o gracias a- que el presupuesto de efectos especiales es rácano hasta bordear lo miserable.
Lo mejor del filme se lo llevan esas imágenes hipnóticas; ver pasear a Kronos lanzando rayos aquí y allá, emitiendo ondas concéntricas o espantando a las multitudes es cosa irresistible para quienes, como yo, gustan de esa estética limpia y desmedida tan característica del cine USA de ciencia ficción de los justamente valorados años cincuenta.
2010-07-10
Mujeres del F.B.I.
MUJERES DEL F.B.I.
2010-07-06
Viaje adonde se os antoje
Antes de que apareciese la edición de Olañeta (hoy el libro se ha reeditado y puede encontrase AQUÍ), algunos de estos dibujos adornaron la primera de las antologías de cuentos de miedo hecha con rigor en nuestra Piel de Toro, tan arisca con lo fantástico. A lo mejor alguien recuerda aquel grueso tomo recopilado por el ínclito Rafael Llopis, Cuentos de terror, que Taurus publicara con lujosa presentación en 1963. Una sola de las ilustraciones que aquí les muestro no apareció en el libro de Llopis. Si algún nietecillo adivina cuál es, será gratificado en su domicilio con uno de los afamados Sobres Sorpresa del Abuelito...
2010-07-02
De Reparto
Que en este guirigay de mundo en que vivimos la justicia, en cualquiera de sus formas, no existe, es una verdad que seguramente cuantos lectores peinen canas tengan ya claro hace un montón de tiempo. Viene a cuento la aseveración de un documental moderno de ahora que he podido ver en el cine (hecho excepcional: el más interesante de los géneros, que no es otro que éste, conoce trabas innúmeras para poder llegar a las pantallas), y que al tratar en el fondo de asuntos viejunos, no puedo dejar de recomendarles desde mi modesta tribuna.
Es, como aquel otro del que hace tiempo les hablé (VER AQUÍ), de categoría memorialística, ya saben: un señor que evoca hechos de un pasado del cual casi todas sus huellas han desaparecido. Como si se quisiera recrear, o preservar, la memoria de un mundo extinto del que solo la palabra del entrevistado queda ya.