Vaya usted a saber porqué a algunos nos resulta tan reconfortante ver como nuestra civilización queda arrasada en un santiamén por obra de monstruos gigantes. Catarsis, creo que le dicen; tal es la clave del éxito del Kaiju Eiga -las películas de Godzilla y compañía-, del que es dignísimo émulo este simio robótico inglés, nacido en 1964 de la mano del guionista loco Tom Tully y el amante de las sombras Eric Bradbury en la revista Valiant.
Por aquí se le vió por primera vez en 1966, como siempre gracias a los inmundos oficios de ediciones Vértice. Bien se ocupaba la firma catalana de destrozar a gusto el material inglés de IPC/ Fleetway, ampliando viñetas, remontando, añadiendo y deformando: milagro es que a pesar de semejante descabello conservasen las imágenes gran parte de su enorme poder.
A Mytek el poderoso, un gorila robot complejo y capaz de pensar por sí mismo lo crea un sabio loco, el profesor Boyce, con el único objeto de que los revoltosos nativos vecinos dejen su laboratorio en paz. Su ayudante jorobado, Gogra, se hará con el control del simio mecánico, lanzándose a una orgía de hecatombes y cataclismos en la que no deja títere con cabeza. Así desahoga todo el resentimiento que acumula contra el mundo, que no es poco, desde luego.
Miles de muertos, ciudades destruidas por completo, luchas con otros brutos mecánicos, continentes devastados... un espectáculo grandioso de estética apocalíptica, pura hipnosis para quienes, al igual que el buen Gogra, desde pequeños creemos tener cuentas que ajustar con la realidad... Un tebeo bizarro, magistral, sin más argumento que la destrucción total sin compensación alguna, como el más genuino y desesperanzado espíritu punk. Incomprendido, imitado y nunca superado, para todos ustedes en primera edición.
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(Quienes quieran ampliar conocimientos, vayan AQUÍ, que el Maestro Absence las va a dar una lección de las gordas sobre Mytek... yo estoy vago y mejor que él, total no lo voy a hacer...)