2008-01-25

THE MONSTER MAKER


THE MONSTER MAKER
Dir: Sam Newfield.
Int: J. Carrol Naish, Ralph Morgan, Glen Strange, Tala Birell, Wanda McKay.
PRC Producciones. B/N. USA. 1944.

Ay, ay, ay… una película de a peseta de 1944… PRC Producciones, los reyes del serial… con gorila, laboratorio, monstruo y chica atada… y dirigida por un titán capaz de firmar más de trescientas películas sin inmutarse… Me temo que estamos ante ese tipo de cine que hace que al Abuelito le entre la tremolina, y pierda la imparcialidad y hasta el oremus. Así que, ¡hala!, antes de verla, todos a recitar conmigo: ¡arrenegada sea la objetividad, viva sea por siempre la visceralidad!
Otra vez la serie Z clásica, representada hoy por sus más conspicuos titanes: el director Sam Newfield, responsable de perlas como La serpiente voladora, El monstruo loco o El terror de Tiny Town; el camaleónico J. Carrol Naish, que lo mismo hace de jorobado que de pirata, jefe indio u hombre simio, todo a pedir de boca; Ralph Morgan, vampiro en los años treinta y fabricante de androides en The monster and the robot; Glen Strange, hombre lobo y Frankenstein en las más decadentes de la Universal… Terror sencillo, cine majareta para creyentes, del que el espectador completa mentalmente sus carencias en juego perpetuo; films baratos que, en su locura, contienen la verdad última del género. The monster maker es título canónico, generador de imágenes de fuerza y convicción absolutas gracias a actores y técnicos, señores de los que conocen su oficio sin tonterías, cámara en mano un día detrás de otro.
Es el caso que el doctor Igor Markoff, eminente endocrinólogo ducho en las glándulas y sus misterios, anda loco tras la hija de Ralph Morgan, pianista famoso. Como la chica no le hace caso, decide chinchar a su futuro suegro inoculándole la acromegalia, una enfermedad que le deforma los huesos de la cara amenazando con reventarle el cráneo. Ayudado por el sicario Glen Strange, por su amante enfermera y por su gorila particular, a quien utiliza con escaso provecho para perpetrar sus crímenes, Carrol Naish se va complicando la vida hasta que todo explota en un guirigay de antropoides furiosos, jeringas y monstruos humanos. Tópica, torpe e incoherente, dirán las voces críticas una vez más. ¡Enfebrecida y fresca, puro Arte, ignorantes!

1 comentario:

Anónimo dijo...

peasssso pinícula bizarra esta de la que habla ud en la entrega de hoy...

doy fe de ello...

muchas como esta y acabamos todos locos perdíos.