2009-12-29

Las vacaciones del Abuelito

Me voy al Bosque Negro, señores, mi segunda residencia, a charlar con un par de silfos, algún espíritu elemental y varias Cosas que se Arrastran en la Noche, a ver qué me cuentan, que hace tiempo que no los veo. Precisamente les enseño ahí arriba una instantánea que me sacaron por allí, con ocasión de la última visita al Refugio de los Bultos Danzarines...
Hasta el año próximo, nietucos, que viene lleno de folletines, sabios locos y aberraciones sin cuento. ¡A partir del siete de enero, aquí las veremos todas!
¡¡FELIZ AÑO A TODOS, MENOS A LOS MALOS!!

2009-12-24

Goliath, el Gorila de la Tranca

La verdad es que hoy no tocaba esta entrada. Hace tiempo que pensaba, llevado por la corriente general, que en estas fechas caería alguna de las muchas bizarreces navideñas, la película mejicana Santa Claus (1959), por ejemplo. Pero luego, qué quieren, he creído que gente selecta como ustedes siempre encontrarán preferible un Gorila en Calzoncillos antes que al Barbudo Vestido de Rojo. Y si no es así, pues se fastidian o se van al Centro Comercial a vivir estas fechas según manden sus aborregados cánones.

Así que hala: para Papá Noel de los buenos, su Abuelito, que les trae un regalo navideño que no se lo salta ni un torero. (Casi) todas las portadas de la colección de folletines En busca de aventuras, publicada por Gato Negro -ya saben: la antepasada de Bruguera- e ilustrada por el colosal artista Melchor Niubó, alias Niel, allá en los primeros años treinta. De este genio del dibujo ya les hablé hace tiempo, aquí mismo. Pinchen encima y repasen...

Goliath, el Gorila de la Tranca, es estrella indiscutible de la serie. Ataviado, a partir del nº 6, con un cómodo trajecito rojo hecho a su medida, no hay cosa que le guste más en el mundo que esgrimir su garrote y darlo a probar a criaturas de todo pelaje, tanto bípedas como cuadrúpedas. Miren si no qué rebufos lanza ese desgraciado rinoceronte...
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Arte mayúsculo, gloria extravagante, estremecedora sinceridad, sentido de la composición, atrevimiento cromático, desbordada fantasía, puro aliento de poesía. Entreténganse contemplando esos cielos, esas fauces coloradas, esos muñecos de papel llenos de vida, esos garrotazos tan bien proporcionados. Es regalo para la vista que a la fuerza ha de gustarles.
Y aunque no sea yo muy de esas cosas, digámoslo ya, ea... ¡¡¡Felices fiestas a todos, nietucos varios del mundo entero!!!

2009-12-21

Hideous Sun Demon/ First man into Space

Los Programas Dobles del Abuelito presentan
Especial MONSTER MOVIES DEL ESPACIO

THE HIDEOUS SUN DEMON
Director: Robert Clarke. Con Robert Clarke, Patricia Manning, Nan Peterson, Patrick Whyte. USA, 1959

Dos películas de monstruos de la grandiosa década de los cincuenta echaron ayer en Canal Desván, programa doble que evidenció como ninguno las raíces troglodíticas de este cine. Los motivos del miedo en tal clase de filmes se reducen a dos: el terror a la Invasión de nuestra cueva/hogar por fuerzas desconocidas, encarnado en la amenaza extraterrestre, y el temor atávico a la Pérdida del Yo, metamorfosis que equivale a la muerte en vida. Piénsenlo un poco, y verán que ahí caben cuantos argumentos despliegan, abundantes, las Monsters Movies.



Una apariencia racional enmascara este pensamiento mágico. El talismán o el hechizo de los viejos cuentos, capaz de trastocar la naturaleza de las cosas, es una vez más en este Hideous Sun Demon, la radioactividad. Gracias a ella, el cuerpo del protagonista, pacífico hombre de ciencia, evoluciona al revés, hacia presuntos antepasados reptilianos cada vez que le da la luz del sol. Le salen colmillos, se cubre de escamas y se apoderan de él los malos instintos, tal como explica en chiflado discurso un digno doctor con gafas.


Hechizado periódico, como Melusina o Lady Halcón, su cambio está sujeto a reglas y tabúes. Recluido de día, no tiene más remedio que hacerse noctámbulo. O sea, que venga a ir al bar, al cabaret, al tugurio. De ahí a liarse con una pelandusca y echarse a la mala vida no hay más que un paso. Entre unas cosas y otras el hombre se descuida, le da el sol de vez en cuando y ¡hala de cometer atrocidades! Deambular y matar sin ton ni son es costumbre arraigada en estos seres malditos, ya lo saben ustedes...

Simple como un botijo, canónica hasta lo previsible, divertida a ratos, de modos sencillos por no decir toscos y (re)llena de diálogos inverosímiles. Ya les digo: ejemplar en su especie.

FIRST MAN INTO SPACE
Director: Robert Day. Con Marshall Thompson, Marla Landi, Bill Edwards, Robert Ayres. USA, 1959

Lo mismo le ocurre a la que pusieron después del intermedio, First man into Space, también del año de gloria de 1959. Así lo demuestra ese cosmos de lucecitas que adorna los viajes espaciales, los cohetes de juguete, las austeras salas de control que los gobiernan o los innúmeros stock-shots de radares y aviones que aspiran a simular verosimilitud.
El astronauta que mandan a probar una nave nueva es persona rebelde y antojadiza, que desobedecien-do órdenes, se interna en el espacio profundo. No sabe que en este género, tales pecados se pagan y muy amargamente. Ebrio de fama y de vértigo, lanza a la deriva su avión cohete y, claro está, regresa a la Tierra hecho una calamidad.
Recubierto el cuerpo de inmundo barro cósmico, le da por gruñir, dar tumbos y beber sangre humana. Vagando en la noche y asesinando aquí y allá, el infeliz ex-hombre aporta toda la emoción a un relato todavía más simplón que el del Demonio del Sol, que ya es decir. Su exhibición de anormalidades es cuanto el público ansía ver.


Realización tan correcta como inane, no puede evitar traslucir cierta desgana, incapaz de crear atmósfera o gradación dramática. Aparte de que nunca logra que dejemos de ver como asoma la sombra del doctor Quatermass flotando sobre el filme. Al fin y al cabo, por entrañable y entretenido que sea, no es este First man into Space más que una copia de andar por casa del inolvidable título británico...

2009-12-17

Un grimorio de bolsillo

EL LIBRO NEGRO
Hoy les traigo este alegre Grimorio de bolsillo que me he encontrado curioseando por los estantes del Desván; totalmente olvidado lo tenía, y así me ha ido.

Estas navidades voy a dedicarme al ocultismo, a ver si con estos remedios que aquí me proponen consigo ya de una salir de pobre. Les aconsejo, a poco que les divierta la estética mágica y los secretos indescifrables-e incomprensibles-, que hagan lo mismo que yo. Para ello tienen antes que obtener un ejemplar de este libro sabio, editado en Barcelona en 1849.

Un compendio de fórmulas que conducen directamente a la felicidad, no cabe duda.


-------------------------------------------------------------- Tras descifrar los principales secretos de esta ciencia inane y compleja, comienza la parte más interesante y práctica del Manual, las Recetas Mágicas, capaces de obrar cambios en la naturaleza de las cosas mediante la intervención de nuestra voluntad. Y hasta de jorobar a nuestros enemigos imbuyéndoles pesadillas, mira qué bien...

Como ven, les adjunto algunas de orden práctico cuyo primerísimo interés radica en su eficacia comprobada. Indaguen, si tienen alguno de estos males, en el curtidor más cercano a su domicilio, a ver si tiene pellejos de león, mono o asno. Quién sabe si él no será también un adepto. O fabriquen zumo de adormidera, que si no para espantar moscas, algún otro uso sabrán encontrarle.

Y si en estos tiempos inciertos se deciden por dedicarse a los negocios, no dejen de capturar antes una rana verde. Es tan fundamental, o más, que obtener el capital necesario.

Estas vacaciones, señores, follen como toros. Y no precupen si no pueden encontrar alguno de los ingredientes necesarios. Nos advierte el autor de que dado que conseguir cocodrilos en nuestro país no es tarea fácil, Cleopatra también da por bueno para este sortilegio el semen de varios perros, basándose en la facilidad de los canes para salir bien librados del ataque de los saurios. Así que ya no hay excusas, nietucos.
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Una entretenida actividad para estos días de asueto que, a quien más, a quien menos, nos aguardan: la confección de bonitos y sorprendentes Talismanes Mágicos. Lúzcanlos en sus reuniones familiares y ya no habrá quien les chiste jamás.

No puede renunciarse a una buena dosis de publicidad, cuando se hace en interés de las vidas de los lectores, claramente mejoradas por su adquirida facultad de adivinación del porvenir... Si hasta Napoleón usaba El Libro de los Destinos, cómo no va a funcionar... mañana mismo voy a la librería de Saurí...