2008-05-16

La verdad sobre Sweeney Todd



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EL AUTÉNTICO BARBERO ASESINO

Ni Timoteo Burton y sus musicales bochornosos, ni el atildado y llamicoso Tod Slaughter en su versión cinematográfica de 1936... Ninguno ha dado con la verdad...
Aquí les presento un pliego de cordel, de aquellos que vendían los ciegos en las plazas o colgados de una pinza en selectas esquinas de las calles decimonónicas. Cuenta nada menos que la historia de Sweeny Todd, el barbero asesino que mataba a sus clientes degollándolos y lanzando sus cadáveres a un sótano cuidadosamente disimulado. Y de su alianza con el comercio de pasteles cárnicos de al lado, encargado de sacar tajada -nunca mejor dicho- de las atrocidades del peluquero...

Según los datos que proporciona esta publicación madrileña sin fechar, estos dos buenos pájaros eran de París, y su criminal alianza fue descubierta en 1415 nada menos. Bernabé Cabard era el rapabarbas, y Pedro Miquelón el curioso pastelero de carne humana. Y la historia, igualita a la que ha seguido contándose varios siglos más tarde...

Vean algunos textos del pliego (de 32 páginas en total), y la ilustración que a modo de portada llevaba. Reflexionen pues sobre las raíces de la ficción, hondas de veras como pueden comprobar.

10 comentarios:

Sr. Ausente dijo...

Qué bello.
Yo quería haber tocado un tema similar, en relación a l'Espill (1460) de Jaume Roig.

Anónimo dijo...

Pues creo que en una Exposición de Comics que hubo por aquí se sirvieron esos infames pastelillos... pues luego hubo bastante gente con náuseas!

Sería interesante saber si alguna vez el Dr. Thebussem (insigne coterráneo suyo y autor de eruditas misceláneas decimonónicas sobre temas tan diversos como la brujería y la gastronomía, incluyendo disquisiciones sobre las virtudes comparadas de la carne de ornitorrinco y de camello) se ocupó del tema.

Hay que olvidarse del "yellow peril"... ¡se viene el "barber peril"!

Saludos.

Igor Von Slaughterstein dijo...

Cierto es que el tema del barbero asesino pululaba por todo el mundo como la leyenda urbana que era. Sorprendente como este panfleto decimonónico trata el tema exactamente igual que el Burton en la actualidad. Aunque con mucha más calidad, evidentemente.

Saludos!!

El Abuelito dijo...

Ah, mi amigo Thebussem, tan caro al sabio catalán Joan Perucho!

El Abuelito dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
angeluco10 dijo...

Ni se me pasó por la cabeza que esta historia podría estar basada en un hecho real.

john adcock dijo...

Your English is better than my Spanish. your blog is fantastico as well. I have heard of a French version of this penny blood from comic historian Bill Blackbeard. If you would like to have a conversation my email is

ponche@shaw.ca

Anónimo dijo...

Increible documento con el que nos sorprendes.Otra joya entre estos cajoness de entradas.Seguire las referencias y datos que aportais.

Sap dijo...

Ya sabrá Ud., querido Abuelito, que lo que en la época se llamaba "pastel" no era ninguna golosina propia de confitería ni fruta de sartén alguna sino lo que en la actualidad conocemos como "empanada", las cuales, en efeto, pueden ir rellenas de carne picada.
A esta clase de pasteles ya se refería con su vitriolismo habitual don Paco de Quevedo y Villegas, en concreto al común "pastel de a ocho" (de a ocho maravedíes se entiende), poniendo en duda el origen de la carne que se anunciara y haciendo a estos pasteleros hijos de Caco y amigos de toda clase de trapisondas.
Afueraparte, recuerdo cómo en mi ya -¡ay!- lejana niñez, mi padre me contaba el suceso como un real sucedido de una década atrás.
Saludos.

El Abuelito dijo...

¡Caramba! ¿Su padre le contaba el suceso como reciente...? No creía que la tradición oral hubiese llegado hasta tiempos tan cercanos; por provecto que sea usted, ha de tratarse forzosamente del siglo XX.
Quevedo, como sabio y descreído, sin duda conocía la leyenda...