2008-05-01

The return of Doctor X

THE RETURN OF DOCTOR X
Director. Vincent Sherman. Con Humphrey Bogart, Wayne Morris, John Litel, Rosemary Lane. USA, 1939

Verán, en esta película no regresa ningún Doctor X que tuviese que ver con la anterior y exitosa producción de Michael Curtiz. Ni hay un sólo personaje en común, ni se alude a la trama de la supuesta primera parte. Embuste que le ha valido demasiado a menudo el menosprecio de los plumillas cinematográficos sin merecerlo en absoluto, porque se trata de un filme la mar de disfrutable y de bien hecho.

Lo que ocurre con esta genuina serie B es que a pesar de estar hecha en la década de los treinta no pertenece ya a la (maravillosa) estética de las sombras del cine de miedo de su tiempo, porque tanto por el desenfadado manejo de esterotipos y lugares comunes como por una realización menos atmosférica y más al servicio de la acción, recuerda -y se anticipa- a los caminos que seguirá el fantástico en los años cincuenta. Que se parece más a The leech woman (1960) o The Woman Eater (1959) que al mentado Doctor X de Lionel Atwill, vamos.

Y eso que la historia va de sangre sintética, la que necesita un Bogart resucitado para seguir viviendo su existencia marmórea y alucinada. Todo por culpa del Doctor Flegg, un hematólogo loco, con monóculo y perilla demoníaca, que le volvió a la vida tras su paso por la silla eléctrica. Vampiro de transfusión, casi tecnológico, capaz de saltarse a la torera los tabúes que afligen a sus congéneres, Bogart, al que el estudio relegó a esta producción en castigo a su indisciplina (¡sandios!) compone alguna escena inolvidable, como su primera aparición en el laboratorio acaricando amenazador un conejito blanco.

Ay, cómo me gustan estos detalles. Véanla sin prejuicios, demonios, y verán qué bien se lo pasan.

3 comentarios:

Igor Von Slaughterstein dijo...

Genial la reseña!! Y es que Bogey con ese mechón no se lo salta un galgo.

Saludos!!

El Abuelito dijo...

A mí me recuerda el pelo de Lily Munster. Deben ir al mismo estilista.

Anónimo dijo...

ja, ja, ja... y luego dicen que los de La Movida eran modernos y tenían pintas extravagantes...

ya podían aprender del abuelo Humphrey...