Director: Nicholas Webster. Con John Call, Leonard Hicks, Vincent Beck, Pia Zadora. USA, 1964.
Ay, que no quería, miren que no quería, no soy yo dado a estas cosas de la navidad, que desde que cumplí los ochenta y cinco que les he perdido el gusto... y sin embargo, no he podido resistirme!
En fecha tan señalada, ¿qué mejor que traer a colación aquella ocasión en que el bueno de Santa Claus conquistó el corazón de los habitantes del planeta Marte? Ya imagino que muchos de ustedes conocen este clásico de la psicotronía, y también que otros blogos lo sacarán hoy a la palestra, pero qué quieren... ya les digo, no he podido resistirme!
Era 1964, naturalmente en el país bizarro por excelencia, los Estados Unidos. Venga a observar la Tierra desde el planeta rojo, hasta que, claro, los niños marcianos pidieron a sus mayores que les trajeran un Papá Noel como el que tenían los terrícolas. Y los papás, ni cortos ni perzosos, hala a viajar hasta el Polo Norte, con un malvado robot y todo, para secuestrar al gordo fabricante de juguetes y llevárselo a su mundo.
En Marte y junto a niños terrestres y marcianos, el Barbablanca terminará por conquistar el corazón de sus habitantes con su bonhomía y sus tontísimas carcajadas, además de derrotar a unos cuantos malos con bigote, reacios a dejarse llevar por el espíritu navideño.
¿Qué quieren que les diga? Esto no es cine normal, como pueden imaginar. Una comedia oligofrénica para niños de los sesenta (de los menos espabilados, todo hay que decirlo), un delirio, un desvarío fílmico. Contado en unos colorines imposibles y preciosos, con una escenografía recargada y dulzona, como corresponde al tema. Con un humor netamente chiripitiflaútico, tontorrón y gesticulante. Con un planeta Marte de estética psicodélica y atrozmente cutre, vean si no las pintas que lucen los oriundos.
Y yo, qué quieren, la veo a gusto. Lenta y necia como es, meriendo mis infusiones de hierbas celestinas y no puedo evitar sonreír medio bobo cada vez que sale el taller de Santa Claus o un marciano que se parece a Joe Rígoli (¿alguien lo recuerda?). Cosa de la edad ha de ser esta beatitud mía... claro que si esto es quedarse medio lelo, bienvenida sea la chochez. ¡¡Felices fiestas a todos, nietecitos del mundo enteroooooooooo!!
(Última hora: vayan a esta dirección de aquí http://www.magiccarpetburn.blogspot.com/ y además de ver un magnífico blogo, podrán leer la versión en tebeo de este clásico navideño. ¡No se lo pierdan!)
7 comentarios:
Jajaja! Esta película la tengo bajada del emule hace siglos y todavía no me he atrevido a verla!!
La veré estas fiestas!
Felices fiestas Abuelito!
Y a cuidarse que ya tiene una edad...
Impagable!!!! Disfrute abuelito estos días con o sin familia pero siempre siempre con conocimiento y mucha birra!!!!
ja, ja, ja...
¡Qué película más ridícula!
¡Qué bochorno de Papá Noel!
¡Vaya birria de marcianos!
Me chifla esta pinícula, ideal para estas fiestas!!
More Santa Claus Conquers The Martians-
http://magiccarpetburn.blogspot.com
Yo no había oído hablar de esta película y a pesar de lo "bien" que la ha puesto el abuelito no me animo a pasar una tarde de navidad con ella.
Ah,yo si que me acuerdo de Joe Rígoli y no tengo tantos años como el abuelito.
¡Menos mal que aún hay quien se acuerda de Joe Rigoli! felices fiestas, señor Angeluco!!!!
Por favor, ¿cómo olvidarse del gran Joe Rígoli?
Todavía le recuerdo en matinales infantiles tipo "Fantástico" y "Lápiz y papel".
¿Porqué se extinguieron esta raza de comiscastros que nos alegraban tanto?
Aichs, todavía me da la risa boba recordando sus chuflillas y cucamonas medio anormales...
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