Harry Houdini. The Master Mystery

EL ROBOT Y EL ESCAPISTA: THE MASTER MYSTERY

Directores: Burton King, Harry Grossman. Con Harry Houdini, Marguerite Marsh, Ruth Stonehouse, Edna Briton, William Pike. USA, 1918

Nada menos que el ilustre mago maestro en fugas, pasmo de los escenarios mundiales, némesis de falsos espiritistas y mediúms de pega, el inmortal don Harry Houdini viene hoy a visitar este Desván. Hombre de éxito Houdini, sobre el cual pueden encontrar innumerable información en la red que no tengo yo porqué repetirles; supo adivinar el futuro potencial del cine y a él se lanzó con brío. De los cinco seriales y largometrajes que rodó entre 1918 y 1923 he podido ver tres; maravillas de aventuras y misterio que le consagran como uno de los grandes actores del género.

De todas les hablaré: de Terror island (1920), serial de caníbales, piratas y damas en peligro; de la fantasía científica de 1922 The man from beyond... hoy toca empezar por este serial de quince capítulos estrenado en 1918, el primero que protagonizase el mago y en el que entre un sin fin de singularidades aparece el primer robot de la historia del cine, el Automation. The Master Mystery se llama, y es, más allá de la presencia de Houdini, uno de los mejores en su género y de los que mayor frescura conservan. Que ya es decir mucho con casi cien años a cuestas.

Colosal e incesante muestrario de prodigios y maravillas, amalgama de cuanto lugar común se identificará con el género, esta obra maestra pionera y enloquecida recoge y condensa la esencia destilada del folletín. En un estilo calcadito al de Harry Dickson el argumento mezcla intriga policial extravagante -el robo de un invento a dos sabios a los que vuelven locos a distancia gracias a la droga La Locura de Madagascar- con estructura de folletín clásico, en el que una damisela inocente es acosada por perversos parientes que quieren despojarla de todo. Por medio un héroe salvador, romance, un mad doctor hipnotizado con barba blanca hasta el vientre, puñetazos a barullo, persecuciones y acción condensada expuesta sin tregua.

Nada extraño para quien conozca el mundo del serial, si no fuese porque el jefe de la banda de malvados es un robot de hojalata, fuerte y agresivo, que rompe paredes y se lleva muchachas bajo el brazo; habita en las catacumbas de la mansión de la chica y comparte su subterránea existencia con chinos malos con coleta, estranguladores de Madagascar y una docena de malencarados sicarios más.

Aficionados todos ellos al bondage, además: al final de cada capítulo capturan y amarran a Houdini de las formas más aberrantes: con alambre de espinos, arrojado al mar en una caja cerrada, en una silla eléctrica de mecanismo retardado, colgado por los pies de un perchero, metido en un saco... No hay manera, el mago saldrá indemne regalando al espectador uno de sus números en directo al comienzo de la siguiente entrega.

Los escenarios por los que discurre una acción circular (captura > liberación > reunión con la novia > ataque y pelea > captura) son pura gloria para el paladar: templos secretos con ídolos orientales que mueven los ojos y echan fuego por la boca, catacumbas, muelles abandonados, salas de tortura, rayos de la muerte, rufianes encapuchados y perversas mujeres... Toda la iconografía del folletín más apetitoso expuesta con una cámara ágil al servicio de un argumento que no decae nunca; con un montaje perspicaz y sabio que nada tiene que envidiar ya al lenguaje moderno. Puro y maravilloso cine.