Doctor Mortis/ Alfonso Figueras

EL REGRESO DEL DOCTOR MORTIS

Nadie como Alfonso Figueras para hacer humor del travieso con nuestra iconografía favorita. Cincuenta años de trayectoria profesional así lo acreditan.

Y es que el ojo de Figueras es cabal como ninguno. Sabe de lo que habla porque lo conoce a fondo, y es así porque ama las brumas, las telarañas y los ingenuos misterios de los años treinta, cuando a golpe de sombras y goticismos se forjó el imaginario magno del terror clásico, la más depurada expresión estética del siglo veinte. Cuna y semilla de cuanto ha venido después.

Desde sus personajes folletinescos en los años cuarenta (César el Hombre Relámpago o El Hombre Eléctrico) a los más conocidos de la etapa Bruguera (Topolino o Aspirino y Colódión), siempre frecuentó paisajes y signos conocidos, escogidos con exquisito buen gusto.

Como el manifestado por la inquieta editorial El Patito, que en gesto de desgravio histórico acaba de editar en precioso tomo todas las historias de Figueras aparecidas en los primeros setenta en las contraportadas del Vampus, las peripecias del Doctor Mortis y su ayudante jorobado Igor. Frankenstein, marcianos, salas de operaciones, vampiros y sueros de Jekyll retratados con pericia, entre las tinieblas que les son propias. Admiren qué viñetas.

Una oportunidad única de saborear un material que bebe directamente del terror de la Universal, en relectura profunda, precisa, apasionada. Raro es que su Abuelito les hable de la actualidad: esta vez la ocasión lo merece. Corran a las tiendas y háganse un regalo, que encima es baratito de precio. ¡Viva Figueras, grande y sabio por muchos años más!