Director: Henry Mc Rae. Con Frank Merrill, Natalie Kingston, Sheldon Lewis, Al Ferguson, Mademioselle Kithnou. Serial. USA, 1929
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¡Qué alegría más grande, ver por fin en la pantalla una de Tarzán que le hace algo de justicia al personaje, tan maltratado como lo ha sido siempre el pobre en sus avatares cinemato-gráficos! Y no es que uno no se distraiga grandemente con la serie clásica de Johnny Weissmuller, pero lo hace concediendo, a sabiendas de que está ante algo muy, muy alejado de las aventuras originales. Está bien, pero es mainstream para toda la familia y como de risa, con ese hablar tosco, las gracias de la mona Chita y los artilugios de la casa de la selva: simples episodios carentes de épica por todas partes; agradables en su sencilla estructura, pero radicalmente diferentes a los de las novelas de E. R. Burroughs hasta el punto de parecer otro personaje.
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Tarzán es héroe pulp, como La Sombra o Doc Savage; mal ha tenido siempre el cine recrear las atmósferas del papel barato, cuyo poder evocador no conoce los límites que la imagen real impone. Carácter serio por venir de dónde viene, lo que lo hace más ingenuo aún; vagabundo y rey de un África imaginaria que se reinventa en cada título; héroe por antomasia sobrio y circunspecto como el resto de sus compañeros de andanzas en las revistas de aventuras de los primeros años del siglo.
El caso es que este serial que he venido empapusándome estos días pasados es tal vez lo más cercano que he visto al espíritu original de Tarzán, junto con otros títulos también silentes -el cine mudo es el más justo con nuestro paladín de la jungla- como el primero de Elmo Lincoln, Tarzán de los monos (1918) o aquel otro en que sale Boris Karloff haciendo de hechicero malo, Tarzan and the Golden Lion (1927).
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Este de hoy es serial de quince episodios que adapta bastante fielmente la novela Tarzan and the jewels of Opar (que por aquí se tradujo como El tesoro de Tarzán, una barbaridad más), producido por la Universal con la misma pareja protagonista que otra serie del año anterior, Tarzan the Mighty. Frank Merrill, culturista, da bien el tipo; Natalie Kingston es una Jane sexy y estilizada, con su trajecito selvático tan escaso y ceñidito.
Pueden imaginar, siendo como es un serial, que la acción predomina hasta el atropello, que la puesta en escena es corta de medios pero muy aprovechada, y hasta sospechar que acabe por resultar, como tantos, repetitivo hasta la naúsea. Raramente, no es así. Ritmo menos acelerado que de costumbre, tal vez por la fidelidad al texto literario; selva raquítica, eso sí, con los stock shots de fieras justitos, sin abusar; inventiva en el desarrollo de la acción y sentido del espectáculo insólitos.
Y claro está, el despliegue de maravillas que enamora a cualquier fan que se precie, y que convierte este serial en joya: sacerdotisas celosas locas por engatusar a Tarzán, tesoros ocultos, pérdida de memoria del héroe, señores vestidos de gorila, luchas con cocodrilos y leones, vírgenes vestales que danzan alrededor del altar de los sacrificios humanos del olvidado Templo de Opar, malvados con bigote y salacot, mercados de esclavas en los que lúbricos moros pugnan por adquirir carne de blancas, elefantes amaestrados...
Pura esencia de pulp condensada y destilada con sabiduría y sinceridad. La verdad, ¿quién puede pedir más?
6 comentarios:
Nadie podría pedir más!! Realmente la verdadera esencia "pulpera" de Tarzan no ha sido jamás bien reflejada en pantalla, pero esta idea que yo tenía se tambalea leyendo su analisis de este encantador serial.
Pues como siempre en el caso de las otras maravillas fílmicas que siempre nos presenta su blog, sera cuestión de hacerse con ella y disfrutarla.
Saludos!!
Ahora, el muchachote es igual-igual al Tarzán de Foster. La peli promete... Hace poco me apropié de las de Gordon Scott, no estaban tan mal, eh... Aunque de Burroughs, nada. Eso sí...
Que no se parezcan a Burroughs no significa que no me gusten, que yo soy cinéfago y como de todo... pero no me diga usted que si se plasmara el universo del escritor, tan ingenuamente épico, no sería mucho mejor...
Es verdad, se parece mucho al de Foster (con el de Russ Manning el mejor de los tebeos, sin duda, y que perdone el anatomista Hogarth).
Muy bien, abuelito, pero...¿qué come Tarzán en la peli?...acaso se atrevieron.....
Sr. Insano, como el resto de héroes, Tarzán no come. Ni evacúa, es su naturaleza, sabe usted.
Pues en mi edición Burroughsiana se zampa algún aborigen cazado a cuerda...¡qué bruto debió ser el traductor!
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