Director: Umberto Scarpelli. Con Gordon Mitchell, Roldano Lupi, Bella Cortez, Omero Gargano. Italia, 1961
Dedicado a mi nietecito Piedras Blancas, que me guió hasta el Gigante
Un error fatal ha condenado desde su origen a Il Gigante di Metropolis al Limbo de las películas extrañas, fallidas, inclasificables. Creyeron los productores cuando contrataban a Umberto Scarpelli como director que la película que estaban financiando era un peplum, destinado a desbancar de la taquilla a los Hércules, Ursus, Macistes y compañía; así lo entendió también la crítica, buscando tres pies a un gato particularmente desconcertante. Como película de aventuras es fallida, sentencióse. Naturalmente, porque en absoluto lo es, aunque se diga lo contrario. Ni siquiera es filme de género.
Es, sin duda, producto fuera de época y como tal bien puede tildarse de extravagancia. Y es que el empeño de su director al afrontar el encargo fue facturar un filme expresionista que continúa los pasos de clásicos como Metrópolis (1927) o muy en especial La venganza de Krimilda (1924) varias décadas más tarde, en un mundo moderno que mal podía interesarse por tan anacrónicas pretensiones. Cine contra toda corriente.
Solo cuando se asume esto puede uno no extrañarse de encontrar unas interpretaciones que rehúyen cualquier espontaneidad; así se entiende porqué está ausente la narrativa ágil y funcional del género; queda justificado el estatismo, la artificiosidad, el antinaturalismo que impregna el filme. Composiciones y encuadres cuidados al máximo como un fin en sí, no puestos al servicio del relato; personajes hieráticos estratégicamente situados surgiendo entre las sombras de espacios imposibles; luces multicolores jugando el papel de elemento dramático; sobriedad y estilización en unos decorados que nada tienen que ver con las telas, purpurinas y columnas de mármol del peplum.
No se dejen engañar por los músculos del forzudo Gordon Mitchell, ni por los atavíos de los atlantes, mezcla de antigüedad clásica y ciencia ficción un poco como Flash Gordon (1936) o Phantom Empire (1935). Hasta el asunto mismo, la creación de vida y el logro de la inmortalidad, no desentonaría en cualquiera de los grandes títulos alemanes de Entreguerras, teñidos como éste de misterio y misticismos varios. Y respecto a las peleas, escasas y filmadas como si de representaciones teatrales se tratase, más había en la segunda parte de Los Nibelungos sin que por ello a nadie se le haya ocurrido conceptuar la obra de Lang como filme de acción.
Más descenso hacia los abismos del subconsciente que viaje justiciero a una Atlántida subterránea, los decorados protagonizan esta película singular y audaz, festín visual en el que poco importan los avatares de un argumento deslavazado. Y hasta obra maestra en lo estético, qué caramba, que pocos son los autores que partiendo de tan grandes expectativas alcanzan a colmarlas con creces. Disfruten ustedes si la encuentran (AQUÍ la venden) y combatan una vez más, mira que lo tengo dicho, cualquier clase de prejuicio.
9 comentarios:
Por atmósfera de serie B entrañable no será, porque parece un pastiche entre sci-fi bizarra y peplum fantástico. Seguro que al menos para echar unas risas es más que cumplidora.
Saludos!!
Gracias abuelito por la recomendación. También se puede ver y descargar en archive.org aunque la calidad no es muy buena. Saludos y felicidades por el ultimo artículo del 2000 maniacos.
Caramba, gracias, señor Fanaka... ya lo ha visto usted antes que yo!
Abuelito: gracias mil por la dedicatoria en un blog tan impresionante.
Sobre la peli en sí, coincidimos en lo fundamental, aunque permita que siga (amistosamente) discrepando en algún punto (para mí que se emparenta con la vanguardia de entreguerras, sí, pero rusa más que alemana; y lo del hieratismo -sin duda buscado- se pasó un tanto de rosca).
Con todo, es de esas películas que reafirman la riqueza y la valía del cine italiano, repleto de joyas de todo tipo.
Sr. Fanaka, he mirado en Archive y lo que sale es un trailer. hay algo más que no haya visto?
http://www.archive.org/details/TheGiantOfMetropolis1961
Ejem, Abuelito... Ud. me va a perdonar, pero me da en la nariz, que leyendo entre líneas su panegírico... ejem... parece que toda su buena voluntad... estoo, ejem... no logra ocultar... cof, cof... que este filme le ha debido parecer a Ud. bastante... ejem... ¿coñazo?
(¿Y si lo dejamos en coñacito?)
:-)
¡¡¡Nooooo, señor Sap; lamento que tan falsa impresión se desprenda entre líneas sin que haya sido esa mi intención!! La siguiente entrada del blogo se dedicará a otro filme atlante, clasicote del cine que -ese sí- merece los calificativos que usted esgrime... aunque lo firme una luminaria del séptimo arte...
Mil gracias, sr. Fanaka! soy un zote!
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