¡TIEMBLEN, DESCREÍDOS!
¡Ay, este desván da cada susto! Abro un cajón, miro unas viejas fotos, y el inveterado ateísmo arraigado hace decenios en este anciano sufre un revolcón y se estremece hasta los tuétanos. ¡Que no me vean ustedes en misa la próxima fiesta de guardar, besando la mano untuosa y blanquecina del señor diácono!
Y es que ante pruebas tan incontrovertibles de la existencia del Más Allá, y de las visitas que los espíritus hacen a nuestro mundo, no puede uno sino convencerse de la veracidad de estas imágenes y echarse a temblar.
Menuda gracia, si te aparecen una calavera y una mano flotando junto al sillón preferido; o si al asomarse a ver como duerme su inocente retoño, advierten una figura de dudosa solidez flotando sobre su cunita; o si cuando ustedes, que no yo, marchan por la calle derechitos al trabajo su camino es estorbado por una aparición en bicicleta tan horrenda como esta que les muestro, y que es la única imagen entre todas que no pertenece a la Inglaterra victoriana, época tan pródiga en visitas ectoplásmicas.
Reflexionen pues ante estas fotos, que tienen más enjundia de la que parece. Y si me vuelvo a encontrar con fantasmas semejantes, ya procuraré enseñárselos, para su educación y su escarmiento!!
1 comentario:
Muy interesantes las fotos,son muy curiosas de ver y resulta estimulante pero no me las creo.
Naturálmente,que no me las crea no significa que no me guste saber más cosas sobre estos temas.
Publicar un comentario