CIEN AÑOS DE ORGULLO GAY
Ese cuerpo desnudo abrazado a la enhiesta cruz; ese rostro extático, captado en pleno orgasmo; esos pies sangrantes y viriles del Cristo; ese falo serpiente o serpiente falo, que lo mismo da; ese sátiro velludo y atlético; ese juego turbio y torturado... No sé si es cosa mía, ustedes dirán, pero pienso que pocas veces la cubierta de una novela española se ha mostrado tan abiertamente sexual, o mejor aún: homosexual. Pocas imágenes se han atrevido a tanto y pocos autores, y menos hace la friolera de casi cien años, han sido capaces de seleccionarlas para ilustrar las cubiertas de sus libros. Esto no puede ser obra sino del decadente español por excelencia, el abanderado de eso que hoy pomposamente se declara Orgullo Gay, el aristócrata tronado encarnación de lo bohemio, el combatiente republicano que acudía al frente vestido de frac, monóculo en ristre, rodeado de los mismos efebos que le acompañaron siempre por veladas, estrenos y tugurios: Don Antonio de Hoyos y Vinent.
Otro decadente, este de ahora, Luis Antonio de Villena, glosó inmejorablemente su figura en su volumen sobre el dandismo Corsarios de guante amarillo. A él les remito para que se instruyan quienes sean lo suficientemente avispados para querer conocer tan insólita y venerable figura.
Apareció el perverso cuento El retorno en enero de 1913, hace casi un siglo, ya ven, en la colección El Libro Popular. Teñido de arriba abajo de malicia y finura, cuenta la triste historia de un escultor famoso, viajero experimentado que agota su cuerpo en todos los burdeles de Oriente entre dulces adolescentes y blancos traseros antes de casar en España con su eterna novia, pobre moza que mal conoce los gustos de su amado. Varios años conservando su virginal flor le convencerán de su errónea elección...
Por medio, éxtasis sexuales sentidos en plena misa al contemplar las seráficas efigies de los ángeles; azotainas y latigazos con que engañar -¿o excitar?- el deseo; brutales calentones de entrepierna provocados por la visión de tiernos infantes... Sadismo, pedofilia, masoquismo, sexo en libertad entre atroces remordimientos y promesas de redención... y todo en la España de 1913... para que luego se crean ustedes que estos tiempos de ahora han inventado algo...
22 comentarios:
No deja de sorprendernos con cada nueva, esperada entrada. Y su capacidad para provocarnos una exclamación de "¡oh!" no tiene límites, en este caso apelando al contumaz regodeo en la concupiscencia más reprimida.
Abuelito,
Impresionado por la cubierta y las ilustraciones. Extraordinarias.
A pesar de ello hay una cosa que no me cuadra. En internet encuentro que las ilustraciones son de Pedraza y en cambio nos publicas las maravillosas ilustraciones de Julio Antonio. ¿Pertenecen al mismo libro o son de otro?
Gracias por ofrecernos estas maravillas.
.
Estimado Abuelito:
Me he permitido presentar su entrada de Ud. en el blog de Muñoz Molina:
http://xn--antoniomuozmolina-nxb.es/2012/06/en-otro-mundo/
:-)
De Hoyos también habló en un libro estupendo Pere Gimferrer. Bueno, y el tarugo frailuno de Juan Manuel de Prada, pero de este mejor nos olvidamos...
Don Alfonso, el desván será desván mientras el anciano que les habla se vea respaldado por nietucos como usted... Ahora, que cada vez es más difícil sorprender su caudal grande de conocimientos...
Señor galderich, imposible confundir a su ojo clínico... En efecto, las imágenes de "El regreso" son de Pedraza (la portada y la de la azotaina sado maso); las de don Julio Antonio están puestas, m´ñas que nada, porque creo representan a la perfección el universo estético de Hoyos. Y porque verlas es siempre una gozada, no le parece?
Sap, le recomiendo hacerse con algunas cosas de Hoyos, no es difícil, aunque su verdadera obra de arte fue, como la de todo buen wildeano, su propia vida, muy superior a sus escritos algo ampulosos...
Señor Rancio, ¿cuál es el libro en que Gimferrer habla de Hoyos? No lo conozco... Respecto a Prada, su figura cada vez me fascina más. No es la de un facha cualquiera al uso, ni siquiera la de un extremista de derchas: lo suyo es directamente la contrarrevolución, es un defensor a ultranza del Antiguo Régimen, un nostálgico del absolutismo sagrado como el mismo Barbey de Aurevilly sin ir más lejos...
Usted lo ha dicho, Abuelo: una vez, hablando con un amigo, dije que Prada era como Leon Bloy, pero sin cojones para llevar la vida de paria de este. Querría montar una teocracia vaticana, pero con su rinconcito para sus aficiones friquis...
El libro de Gimferrer se llama Los raros, como el de Rubén Darío. Esta tarde copio algo de lo que dice sobre Hoyos.
...lo cual me recuerda, amigo Rancio, a otro decadente, gran escritor y nostágico de la teocracia: el barón Corvo, don Frederick Rolfe, cuyo universo -y cuya vida, siempre entre el misticismo y el placer más abyecto- tantos puntos en común tiene con Hoyos y Vinent...
Como prometí:
"tiene uno la sensación de que, para los que lo conocieron, el personaje es tan vívido que hace palidecer al escritor. Todo lo contrario nos ha ocurrido a nosotros, sus lectores novatos de ahora: la obra es de tal bizarría, tan llamativamente singular en su extravagancia, que casi no nos deja arrestos para fijarnos en la personalidad desorbitada del marqués ácrata que la concibió"
"¿Qué consideración debe otorgarse a los modernistas rezagados y, en particular, a quienes, oscilando entre el paroxismo posnaturalista, el serrín sórdido de la vida frívola y el decadentismo exasperado y visionario, fundaron y mantuvieron durante varias décadas la narrativa erótica española?
Y así... el libro es una mina de literatura curiosa y extraña.
¡¡Sodomía!! XD
Un saludo y una vez más, un sombrero quitado ante estos descubrimientos incalculables.
Abuelito,
¿Y a que libro pertenecen las ilustraciones del gran Julio Antonio?
Y si, es verdad que ilustran perfectamente el artículo y vale la pena dar a conocerlos.
Seguramente la manera más fácil de acercarse a la figura de Hoyos y Vinent sea esa mina de chismes literarios y estampas bohemias que es "La novela de un literato", de Cansinos-Asséns.
Leí algún cuento -¿un niño arrebatado por el éxtasis ante un altar?- en una antología de cuentos españoles de José María Merino.
su nieto que bien le quiere, Sr. Feliú
Wolfville, completaré el sabio extracto traído hasta aquí por el señor Rancio con este otro de Luis A. de Villena que retrata al personaje: "...el Marqués de Vinent era un hombre alto, de corpulencia un algo desgarbada, de voz paposa por su sordera de nacimiento, envuelto siempre en una elegancia excesiva y abrumadora. Camisas de seda, ternos impecables, inmensos gabanes con amplios cuellos de piel, finísimos guantes y, en las manos, magníficas y raras sortijas -González Ruano habla de "una amatista descomunal"- y, siempre, su monóculo de concha...[] gustaba de confundirse, homoerótico y prostibulario, con chulos, hetariras y torerillos en sus nocturnops recorridos por los barrios bajos. El lujo, la decadencia, los placeres prohibidos, la sensación a la par de sensualidad, pecado y misticismo, se mezclaban en él, entre el oropel brillante de sus poses y atuendos, con el arrabal de la torería, el cuplé y los proxenetas".
Un personaje desde luego digno de recuerdo...
Señor Galderich, las ilustraciones de Julio Antonio están sacadas de un libro de cuentos de Hoyos, editado por Renacimiento en Madrid en 1919 (el año en que moría Julio Antonio, precisamente), titulado "Del huerto del pecado. Cuentos de Antonio de Hoyos y Vinent". En Iberlibro puede encontrarlo, si bien a precios de antes de la crisis...
Algunos cuentos de Hoyos ha reeditado, señor Feliu, los Libros Clan, en su colección -muy nutrida e interesante- "Cuentos de autores españoles", que en sus diversos volúmenes presta especial atención a la bohemia tan mentada en el libro de Cansinos Assens...
Hace unos años estuve en la caseta de esta editorial en la Feria del Libroy precisamente tuve en mis manos el volumen de Hoyos titulado "Sangre sobre el barro". Me he acordado ahora, al visitar el cibercatálogo.
Veo también que han reeditado "La piedrecita angular", novelita menor de Edgar Neville que apareció en El Club de la Sonrisa de Taurus con portada de Eduardo Vicente.
Gracias por sus recomendaciones, Sr. Feliú
Interesante personaje ese de Hoyos. Merecería haber sido llevado al cine interpretado por Charles Laughton.
He adquirido un volumen de "Cultura física y sexual" (abril 1935) de un tal Martin de Lucenay donde dice: "...entre los homosexuales pasivos hay una tendencia a buscar los olores más desagradables como los del ajo o la cebolla." Toma ya. Borgo.
Verdaderamente Carlos laughton hubiera sido un inmejorable Hoyos cinematográfico, con tantos puntos en común como ambos tenían, señor Borgo. Respecto al gusto gay por el ajo y la cebolla, qué decir... media España, por no decir toda, apunta maneras, según ese Martin de Lucenay...
...y la esposa de Beckan.
¡Cómo no va a abominar la Victoria esa el ajo, sabor fuerte y verdadero, antítesis de la vacuidad, lo light y la vanidad que ella representa!
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