2012-07-05

Cuentos de hadas tenebrosos- 1: La flor de piedra


                                                                              

LA FLOR DE PIEDRA
Director: Aleksandr Ptushko. Con Vladimir Druzhnikov, Yekaterina Derevshchikova, Tamara Makarova. U.R.S.S., 1946
    Como quiera que cada vez falta menos tiempo para que el Abuelito comience su retiro canicular a los bosques, y como quiera que en las frondas que este anciano gusta frecuentar todavía es posible observar algunos silfos, elementales, espíritus del aire, damas encantadas y otras varias criaturas feéricas, he tomado la decisión de consagrar las entradas que durante este mes de julio aparezcan al género fantástico primordial, madre de tinieblas y padre de nocturnos temblores que poco o nada tienen que ver con el universo infantil: el Cuento de Hadas.
Para iniciar este ciclo, tan breve y caprichoso como cuanto suele aparecer por este internaútico rincón, nada mejor que presentarles al más grande artífice cinematográfico del género, realizador predilecto del terrible Padrecito Stalin, Santo canonizado del Desván, prodigioso animador (de stop-motion como debe ser), nombre fundamental del cine fantástico al que se suele olvidar por más que merezca figurar en pie de igualdad junto a luminarias como San James Whale, San Tod Browning o San Jorge Meliés y Mago verdadero capaz en todas sus películas de mostrar retazos de ese paraíso perdido oculto que a tientas buscamos tras toda mitología,  harto más hermoso y justo que este mundo: Don Alejandro Ptushko.
Comenzó San Aleksandr su carrera hacia 1927, animando marionetas cargadas en más de una ocasión de propaganda soviética; recordarán los más avispados que AQUÍ les hablé ya de su Gulliver comunista, en el que lo burdo del mensaje no logra empañar su magia visual. Su gran oportunidad le llega tras la Guerra Mundial, cuando el Ejército Rojo se trae de Berlín de gratis metros y metros de película Agfacolor, al tiempo que Papaíto Stalin ha decidido tolerar la evocación del pasado, proscrita antaño pero necesaria entonces para encender el patriotismo frente al invasor nazi.
Por fin los cuentos, epítome de la tradición, pueden despojarse de su ajena carga política; con el beneplácito y hasta la generosidad del Estado don Alejandro tiene la oportunidad de dirigir personas en lugar de muñecos y da a luz a una de sus primeras obras maestras, La flor de piedra.

Es lugar común de lo más infundado llamar a don Alejandro "el Disney soviético". Nada más falso: mientras tío Walt, por mucho que nos guste, se dedica a traicionar el cuento tradicional edulcorándolo e infantilizándolo al máximo -y desposeyéndole, por tanto, de su verdadera esencia, conectada con nuestros más arcaicos terrores-, el ruso continúa sin cortes la tradición narrativa oral, en ortodoxa puesta en imágenes que el mismísimo Afanasiev hubiese aplaudido a rabiar. Artista plástico de primer orden, nadie como él ha sabido tratar el color, incorporándolo como elemento dramático en planos de pictórica concepción perfectos, sobrecargados, excesivos, inspirados en los grandes ilustradores clásicos del cuento, Ivan Bilibin a la cabeza. No en vano éste fijó definitivamente la iconografía rusa del género, tan precisa y clara como barroca, dibujando además varios de los relatos que Ptushko llevaría antes o después al cine.

Trata La flor de piedra los motivos más antiguos del cuento: la naturaleza como puerta y morada de lo numinoso, tal como manda el panteísmo fatalista del romanticismo; la historia de conquista y renuncia del artesano que es seducido por la Dama del Bosque a través del Objeto Mágico; la presencia de esa misma Dama, de la estirpe de todas aquellas que desde siempre han cautivado caballeros atrayéndolos hacia el lugar sin tiempo, como Venus a Tanhauser, la Reina Sibila y su paraíso Subterráneo o la Espantosa Mujer del Bosque que el romántico alemán Ludwig Tieck evocase en El Runenberg. Las entrañas de la tierra como lugar sagrado, secreto centro del universo, aquí mostradas de una forma espectacular, recargada, iniciática. Y es cada uno de los fotogramas parece conectar con el Otro Mundo, tal es su fuerza y su poder...  

La posteridad, la occidental por lo menos, se ha portado muy mal con San Aleksandr. Le perjudicó su filiación comunista y la preferencia que el bigotudo Stalin mostrase por su cine; el dedicarse al universo feérico hizo que se le conceptuase, según manda una concepción de la cultura tosca y superficial, de infantil; los americanos, Rogelio Corman a la cabeza, se dedicaron a remontar su cine, mutilándolo de mil formas hasta hacerlo irreconocible; su opción, en fin, de consagrarse a unos modos y una estética que nada tenían que ver con las corrientes artísticas de su tiempo facilitaron que se le llegase a considerar kitsch.
Y sin embargo, búsquenlo ustedes que anda circulando por la red, pocos filmes como los suyos saben trasportarnos de forma tan eficaz y poética hacia universos legendarios, tan reconocibles como personales. Un verdadero Mago, ya les digo, uno de los pocos que en el cine han sido...   



28 comentarios:

Lluís Bosch dijo...

El cuento de hadas siempre tiene algo tenebroso, además, hay que discernir si el hada es buena o mala, ya que un error de apreciación sería fatal. Las damas de agua ibéricas, y en concreto las pirenaicas que conozco mejor pueden solucionarte los problemas o bien llevarte al fondo del lago...

Saturnino José dijo...

Abuelito, no sólo trata el tema del momento, como esta película, sino que cita un montón de referentes que amplían nuestro horizonte, es cuestió de buscar y enriquecerse (espiritualmente hablando).
Por cierto, no hay nada como el estremecimiento que siente uno cuando atisba por un instante la magnitud de la fuerza de la naturaleza y lo insignificante que somos.

C. Rancio dijo...

Película simplemente asombrosa. Yo creo que los efectos con el color que se hicieron en esos años, durante la guerra y la inmediata posguerra, no se han superado... las pelis de Powell, los delirios arábigos con María Montez, ese Munchaussen nazi o este portento de Ptushko.

El Abuelito dijo...

Ya me gustaría, don Lluis, poder conocer a una de esas damas pirenaicas, que supongo de la especie de las Ondinas... las que yo frecuento están ligadas a las fuentes y suelen ser mozas encantadas o moras de aquellas que poblaron estas tierras...

El Abuelito dijo...

Es curioso lo de la naturaleza y el cuento de hadas, don Saturnino, porque paradójicamente en filmes como este cuanto más artificial es el bosque evocado, más se siente su fuerza telúrica. Debe venir todo este concepto de nuestros siglos pasados como cavernícolas plenamente integrados en nuestro medio, digo yo...

El Abuelito dijo...

Verdadermante , señor Rancio, esa fotografía tan lucida y grandilocuente no ha vuelto a repetirse nunca desde entonces, y eso que es de lo más hermoso que han dado las pantallas, por más que puristas y modernos equivocados la tachen de kitsch, como tantas veces ocurre al hablar de los filmes de María Montez o del mismo Munchausen que usted nombra.

Flegetanis dijo...

Ritos de paso en su estado puro, omnipresentes en los cuentos infantiles tradicionales, especialmente en Europa. Nada que ver con las edulcoradas versiones de Disney, que han acabado por determinar un estilo bien endeble en comparación con estas fórmulas más antiguas, mucho más cercanas al espíritu de Hansel y Gretel, en las fronteras del horror y el misterio.
Notable descubrimiento, abuelito.

El Abuelito dijo...

... ritos de paso, tal como demostró el también soviético Vladimir Propp en aquellas "Raíces históricas del cuento" de feliz memoria... ¡¡Le deseo un grato verano escultórico, señor Flegetanis!!

Alfonso Montaño dijo...

Magnífica entrada, como siempre. Pero... ¿le restamos importancia a Disney?

El Abuelito dijo...

Nada más lejos de mi intención, don Alfonso. Disney precisamente es quien perosnaliza el cambio grande que se produce cuando el cuento se desliga definitivamente de la sociedad tradicional y pasa a formar parte de la cultura de masas, fundamentalmente urbana. Y además lo hace con genio, imperecederas son muchas de sus obras -todas las Silly Simphonies, por ejemplo-.
Otra cosa es que con esta relectura en clave infantil y humorística los cuentos pasen a ser algo diferente de lo que eran, perdiendo definitivamente los últimos ecos que los unían al mundo pre-histórico (en el sentido literal del término) y con ellos el halo de temblor y la conexión con lo numinoso que les acompañaba. Un proceso, el de esta ruptura, que no se da de modo tan brusco en los países donde Disney no se difunde ampliamente, principalmente, claro está, al otro lado del telón de acero.
Rusos, checos, polacos... siguen por un tiempo acercándose al universo feérico de modo tradicional, efectuando con sus obras no una ruptura con la estética y modos clásicos -como ocurre en el caso de Disney-, sino un paso más en la misma dirección que siempre los ha guiado...
Lo que en modo alguno viene a redundar en que un modelo sea mejor que otro, fruto son, mejor, de sus circunstancias; por ello ambos apreciados en este Desván... desdeñar uno por otro sería cosa de fundamentalistas, y esos por aquí no abundan, por fortuna...

Galderich dijo...

Abuelito,
Magnífica entrada la de esta película y magnífica respuesta a Alfonso Montaño, que merecería ya de por si la categoría de entrada independiente.
Sólo un ruego: podríamos disponer de los enlaces pertinentes a estas joyas para los que tenemos nuestras dificultades en el tema de localización informática de las películas?

El Abuelito dijo...

Galderich, esta, como casi toda la filmografía de Ptushko (y de Alexander Rou, el otro director soviético consagrado al mundo de los cuentos) estaba hasta hace muy poco subtitulada en castellano en la página Exvagos... Página que hoy nuestras autoridades han cerrado, seguramente por nuestro bien, aunque no alcancemos a comprederlo, infantes mentales como somos a sus ojos... Matar moscas a cañonazos, se dice esto por aquí...
En fin, le ruego me escriba a abuelitogum@hotmail.com y veremos si puede ponerse remedio a tan enojosa e injusta situación...

miquel zueras dijo...

Recuerdo esa interesante entrada sobre Pushkho. Unas imágenes extraordinarias que recuerdan a Ivan Bilibin, el ilustrador de los cuentos rusos de antes de la Revolución. Hablando de cuentos de hadas siniestros no le aconsejo la reciente "Snowwhite", muy decepcionante. bORGO.

aduren dijo...

Ahora que me he retirado, no sé si definitivamente, pero disfrutando del descanso del guerrero, descubro esta casa encantada, con mil puertas por abrir.

Un placer leerte, sobre todo en aquellas entradas que hacen las delicias de los amantes del "cine poco frecuentado".

Un saludo, y prometo seguirte.

Aduren

El Abuelito dijo...

Uy, a esa Blancanieves no me acerco ni atado, señor Borgo, que la estética de video juego la verdad no me va nada, pero nada de nada...

El Abuelito dijo...

Señor Aduren, no sabe con cuánta alegría se le acoge en este Desván. ¡¡Madre mía, con la de joyas cuya visión debo a su desinteresada labor!! Años de verle frecuentando y facilitando, Maestro que es, decenas de filmes imposibles de conocer si no fuera por usted... ¡Pasee cuanto quiera por el Desván, que esta es su casa, pues de bien nacidos es ser agradecidos! ¡Y disfrute de su retiro, si así la place, en la seguridad de que vamos a ser muchos quienes le echemos de menos!

El Abuelito dijo...

Galderich y demás interesados en este cine soviético tan prodigioso, como el Guadiana, la página donde estas pelis se alojan subtituladas en castellano ha vuelto a aparecer.
A ver si tienen suerte aquí:
http://www.exvagos.com/

Hala, a trabajar!

angeluco10 dijo...

Las fotos me recordaron a otra película ya comentada en el Desván "Corazón de piedra" pero los comentarios me indican que esta es mejor.
Aquella me gustó ésta no me la puedo perder.
Muchas gracias,Abuelito.

El Abuelito dijo...

Si aquella le gustó, Angeluco, esta le va a encantar, y si encuentra más de este realizador, que en exvagos.com creo que hay varias, no se lo piense y descárguelas todas que valen mucho la pena...

angeluco10 dijo...

En ello estoy abuelito,en ello estoy.

C. Rancio dijo...

Este finde pasado vi y admiré Sadko, de nuestro Ptushko. Maravillosa toda ella, y en especial las escenas submarinas (las escenas en una especie de Oriente legendario son la contrapartida soviética de las pelis de Sabú)

El Abuelito dijo...

Todas las del grandísimo soviético este son prodigios en celuloide... El otro día me vi "La llave dorada" y puedo decirle que incluso en ruso a pelo esta su versión de Pinocho realizada con animación se contempla de principio a fin con los ojos como platos...

angeluco10 dijo...

¿Ruso a pelo?.Y yo buscando subtítulos de cada película que me descargo.
¡¡Cuánto me pierdo!!.

El Abuelito dijo...

Angeluco, no se asuste, que yo hago lo mismo que usted, excepto con algún título en inglés que si es de trama sencilla logro entenderlo; en esta ocasión me pasaron una copia de esa peli en ruso. Es de animación y el argumento, una variación de Pinocho... con lo cual, si a uno le fascinan bastante los muñecos animados (mi caso), se hace sencillo seguir la trama sin aburrirse, porque ya le digo, es muy sencilla y deducible...

angeluco10 dijo...

Yo a veces intento la V.O. sin subtítulos pero me da un poco de rabia perderme algunos diálogos aunque no sean importantes para la historia,ni que decir tiene que tampoco me gusta perderme ninguna escena de ninguna película por insulsa que ésta sea.

Alberto dijo...

¡Qué preciosidad! Mi esposa es de Rusia y recuerda haberla visto de niña. en aquellos tiempos (los de la antigua URSS) ponían muchas películas así por la televisión. Soy un gran amante de la tradición del cuento de hadas ruso, de Afanasiev y otros; así como de la literatura rusa en general y de la propia lengua rusa.
Alberto.

El Abuelito dijo...

Alberto, si le interesa el tema del cuento ruso (¡grande Afanasiev!) le recomiendo vivamente el estudio "las raíces históricas del cuento" del sabio soviético Vladimir Propp... yo lo he leído este verano y es a mi juicio título fundamental, mayúsculo en erudición y amenidad... hay edición española de principios de los ochenta ¡a ver si alguien se anima a sacarlo de nuevo a la luz!

Alberto dijo...

Me interesaría muchísimo ese libro de Vladimir Propp, autor que no conocía. Lo rastrearé por bibliotecas.
Muchas gracias.
Alberto