2011-11-01

Día de los fieles difuntos


EPITAFIOS ALEGRES 
Decían chuscamente de los cartujos, aquellos monjes encerrados a perpetuidad en sus monasterios, que solo estaban autorizados a romper su voto de silencio cuando dos de ellos se cruzaban en su caviloso deambular, saludándose entonces en macarrónico latín con estas palabras: Morir habemus, decía uno, a lo que el otro contestaba: Ya lo sabemus. 
La muerte es hoy entre quienes no habitamos los claustros el tabú máximo, innombrable todo el año excepto en un día como el de hoy. No siempre fue así: antes hasta el universo infantil la tenía presente, como el natural e inevitable hecho que es. Y hasta se permitía cachondearse de ella en los tebeos. Actitud, desde luego, menos gazmoña que la actual.   
Jaimito, el longevo semanario para niños de editorial Valenciana, hasta le consagraba en 1950 un extraordinario llegadas fechas como estas. Humor macabro, dirán algunos, y hasta de mal gusto en alguna ocasión, como pueden apreciar en estas páginas de José Palop, Edgar, don Enrique Pertegás o Emilio Frejo. Aprendan acerca de los ritos funerarios, estremézcanse con la escasísima corrección política de los chistes de Antonio Edo Mosquera "Edgar", admiren el arte de Jesús Liceras y su Tenorio en colorines. Disfruten y reflexionen ahora, porque como bien dice el refrán Dentro de cien años, todos calvos...

10 comentarios:

Luis Miguez dijo...

Vaya, pues en la tira que usted nos pone en último lugar, se habla de que "hoy a las doce salen unos fantasmas que dan unos sustos morrocotudos", entre señores de los de boina y traje de pana y en 1950.

Aprovecho para dar la lata un año más con que sí, las fiestas de disfraces serán de origen exógeno, pero no así las raíces de la fiesta ni la costumbre de la narración terrorífica, que algunos van de rancios y parecen nuevos...

Anónimo dijo...

INCONMENSURABLE MATERIAL. EL MEJOR QUE HA MOSTRADO EN MUCHO TIEMPO, QUE YA ES DECIR.
GRACIAS.

WOLFVILLE dijo...

Palop era un auténtico GENIO!! Por desgracia olvidado entre tantos gloriosos historietistas hispanos. Y este saludable humor macabro es el más apropiado para que los niños le pierdan el miedo a según que cosas.

Un saludo difunto.

El Abuelito dijo...

Asociada como está la fiesta a la llegada del otoño, simbólica estación de muerte, los cuentos de miedo a cuenta de la ultratumba siempre han proliferado en todos los pagos por esta época, estoy convencido, señor Míguez... Harina de otro costal son las calabazas, los caramelos y los disfraces de fantasma, netamente americanos!

El Abuelito dijo...

Comparto, señor Wolfville, su aprecio por Palop, a quien algún día volveremos a traer a colación, tal vez con su famoso émulo de Sherlock Holmes...

Anónimo dijo...

¿y porqué no su hombre invisible, siempre chasqueado con su poder?

Saturnino José dijo...

Pues bien que los recibirían hoy los niños, porque los pacatos son sus padres. Chateaba hoy y al comentar que habría que llevar a los niños al cementerio en un día como éste por poco me fusilan.

Imagino que seguirán criando niños-burbuja aislados de todo lo malo y que cuando enfermen sus padres no irán a visitarlos al hospital para ahorrarles impresiones.

Disculpe, Abuelito, que este nietuco suyo siempre se va por los cerros de Úbeda.

El Abuelito dijo...

De cerros de Úbeda nada, don Saturnino, que lleva usted más razón que un santo: y el caso es que ese "aburbujamiento" no sirve de nada, pues tarde o temprano todos hemos de vernos en las malas, y más valdría tenerlo claro desde la infancia misma!

Flegetanis dijo...

Fenomenales la nueva cabecera y el impecable aspecto remozado de su página, siempre sorprendente y novedosa, haciendo malabares con soltura y proverbial eficacia con este su selecto material rancio y añejo que tanto nos entusiasma.

Enhorabuena, abuelo.

El Abuelito dijo...

Que me hace sonrojar, señor Flegetanis...! El otro día estuve viendo, por sugerencia de usted y de su tía, Pleasantville... Un planteamiento muy interesante -la elección entre felicidad y libertad- que lamentablemente acaba por derivar hacia lo pueril... Aún así, me gustó...