Ale, abran bien los ojos: les traigo en exclusiva la primera colección de novelas gráficas de ciencia ficción que salió por estos pagos. La publicó la ínclita Vértice, que contrariamente a su costumbre encargó su realización a dibujantes del terruño. Se llamó como su hermana mayor, la serie literaria de la casa. Aquí, J. Rumeu y Francisco Xavier salieron con unas historias inusualmente adultas, desterrada la space opera que hasta entonces había predominado en los tebeos españoles. La cosa no acabó de cuajar pese al elevado nivel de los guiones, o precisamente, me temo, a causa de ello.
La colección se inicia en 1965, en plena Guerra Fría: nada mejor que inaugurarla con una sentida fábula pacifista en la que rusos y americanos se hacen amigos en el espacio, a despecho de sus respectivos gobiernos. Una idea bienintencionada y rompedora en la España de los sesenta, ferviente enemiga del Mal Comunista...
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Tres aventuras de carácter científico acerca de las dificultades en la colonización de otros mundos, que se publicaron acompañadas de sesudos artículos de sabios españoles que daban al tebeo un aire de lo más riguroso y avanzado...
Dos sabios, uno descreidillo y otro catolicón, descubren la máquina del tiempo. Tras tontear entre dinosaurios y hordas tártaras en el primer fascículo, se adelantan veinte años al delirante J. J. Benítez y su Caballo de Troya y se van a Jerusalén a ver como matan a Jesucristo... Huelga decir que tras mil penalidades el escéptico se convierte al cristianismo, mientras el otro deviene apóstol de la causa.
El nacimiento de un continente submarino artificial, destinado a paliar el hambre de la humanidad, aventura más vulgar que el resto, teñida del cientifismo humanista acostumbrado...
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Un tebeo megaextraño, relato a lo Harlan Ellison de la aventura en el subconsciente de un piloto del espacio que renuncia a pertenecer a la raza humana. Un guión hito de complejidad adulta, totalmente insólito en 1965...
Los misterios de la evolución y la irrupción de los primeros mutantes, más allá del Homo Sapiens, tratados sin espectacularidad, como parábolas especulativas llenas de fe en las posibilidades del hombre...
Aquí la excepción: una horrorosa realización del estudio Rodivisa en dos partes (no son suyas estas portadas), primera y tontísima space opera en aparecer en la serie, en las Antípodas del tono del resto de narraciones.
Y como despedida, otra de las historias seriotas y científicas de nuestros muchachos: cómo detener el tiempo con la mente y sus aplicaciones al crimen organizado.
Después de este título, la colección presentó solo material inglés, de la gloriosa Fleetway. En otra ocasión se lo enseño, que vale mucho la pena...
7 comentarios:
Estoy contigo en lo que comentas al principio como posible causa de que esta colección no acabase de "cuajar". Por lo demás y, como siempre, otro gran regalo que nos haces con la aportación de estas sensacionales portadas. Un abrazo, amigo.
Si,es cierto,algunos argumentos se escapan un poco al común de los mortales eso lejos de asustar debería acicatear al personal.
Pues si aquellos tiempos no eran los adecuados para esas historias,estos de ahora todavia lo son menos,cuando mas de uno pensara que supernova es la nueva cantante de operacion triunfo o gran hermano(de la Mila,no de Orwell)
Valgame el Señor, Abuelito! lo que haría por hojear uno de estos TBOs!!
Tienen una pinta estupenda, y si encima tienen unos guiones estupendos, mejor que mejor!
Nunca he tenido oportunidad de echarles el ojo.
¡Solicitemos su reedición ya!¡Ala, a manifestarnos como los del Betis!
...buena cepa la de finales de los sesenta...cociéndose la psicodélia más alucinatoria y el spaguetti western en pleno apogeo...mentes abstractas por todas partes...y, además era buena la colección...novelas gabardina, porque para un bolsillo normalito eran algo grandes y se despuntaban…
Las portadas son geniales.
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