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Nacía Pulga con pretensiones de universalidad, con voluntad de no dejar en el tintero nada que pudiese provocar el interés de sus lectores. Abundaron, como a mí me gusta, los títulos fantásticos, siempre de autores de fama irreprochable, que el género estaba como mal mirado, ya saben. Junto a ellos, una plétora de novelas puramente folletinescas: ese territorio literario tan vecino al macabro y por tanto al género de miedo, nuestra raíz.
Dumas, Ponson du Terrail, Xavier de Montepin y otros ilustres olvidados aparecieron en la Serie Gigante, libritos de la misma estatura, gruesos como ningún otro. Vean que efecto estético tan agradable provocan al lucir colocados en su estante. Hasta los lomos se cuidaban, qué caramba...
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Completen la selección de cuentos de miedo Pulguescos pinchando AQUÍ, ya les he dicho. Y no los desdeñen por su formato, ni siquiera por tratarse tan a menudo de ediciones resumidas. Cumplieron su papel, no menospreciable, en una era en que el común de las gentes empleaba la lectura como medio de ocio. Mucho más, desde luego, de lo que puede decirse de hoy en día...
15 comentarios:
Desde luego uno no deja de aprender con usted, Abuelito!
Es una lástima no dominar tanto el tema, aunque no se crea, ultimamente me estoy interesando bastante por la literatura popular...
¿Conoce a Guillermo López Hipkiss y su encapuchado? Seguro que si!!
Un saludo Abuelito!
Un día de estos nos visitará el Encapuchado, icono glorioso del pulp patrio...
Otros libros de pequeño formato de los que conservo algún ejemplar eran los pertenecientes a la colección Ardilla, si bien en estos no abundaban los autores de prestigio y los relatos (históricos, misterio, ciencia ficción, sobre todo) están más cerca en cuanto a su calidad a la novela de quiosco.
Un saludo.
Siempre acertado en todo lo que propone... Encima me regala la portada de "El fantasma de Canterville", fetiche de mi infancia, cuyo recuerdo ha quedado grabado de forma indeleble en mi cada vez más perezoso cerebro. Únasele en ese carrusel de recuerdos infantiles la lectura de "Los cazadores de cabelleras" de Mayne Reid, que solía tener siempre a mano en el cajón de mi mesilla. ¡Un viva por la Enciclopedia Pulga y otro por usted Abuelito!
Ooooooohhhh......
Don Pie Negro, bien recuerdo, y algunos ha de haber desperdigados entre los trastos del Desván, la colección Ardilla, con portadas dibujadas a granel por Jesús Blasco. Si no me equivoco, alguna relación tenían estos libros con la Iglesia: o estaban editados o dirigidos por alguna institución clerical, me parece... ¡¡Sáquenos de la duda San Jesús Cuadrado!!
Usted lo ha dicho, Altés: fetiche. Envidiablemente definió usted en su blogo el ritual que el objeto conlleva, y sus poderes de conexión con vidas olvidadas y de construcción de barreras contra la vulgaridad del mundo...
Pues en efecto, Abuelito, la colección Ardilla estaba editada por los salesianos en Barcelona: Ediciones Don Bosco o Ediciones Domingo Savio según las épocas, de ahí que abundasen en estas novelitas los contenidos edificantes y las gloriosas "fazañas" de la historia de España. Lo que no recordaba es la participación del gran Jesús Blasco en las portadas.
También Bruguera publicó, allá por los 70, una colección de minilibros de divulgación cultural que llevaban por título el tema en cuestión y la coletilla "en 25.000 palabras". Y añadían: "para el hombre que tiene prisa".
Un abrazo.
Comentario marginal: en un capítulo de "Las historias naturales" de Joan Perucho, aparecen una pulgas gigantes que atacan a los protagonistas, camino de Gandesa. Siempre he pensado qué demonios quiso contar Perucho con ese animal, aunque tenga un cierto aire vampírico puesto que no deja de ser un chupador de sangre ajena.
Aún conservo el de "El fantasma de Canterville". Estos libros ahora se cotizan bien en un lugar que sin duda conoce, Abuelito: el mercado de los domingos de Sant Antoni en Barcelona, nuestro equivalente al rastro. Borgo.
¡Ah, el mítico mercat de Sant Antoni, del que los provincianos adictos al papel oímos hablar como si de la tierra de Jauja se tratase...! Jauja, eso sí, para bolsillos bien provistos. Bien recuerdo mi última visita...
Yo hace poco estuve por el mercado de les encants haciéndome con novelitas de esa. Son un auténtico vicio.
El señor Lluís Bosch ha realizado exactamente el comentario que iba a hacer yo... He pensado primero en Perucho, y luego en los famosos "Pulgas".
Si no me equivoco, ahí también apareció un volumen con relatitos holmesianos del gran Jardiel Poncela, ¿verdad?
Buena memoria tiene usted, don Alberto... Lo reservo para una próxima entrada junto a curiosidades de otros semejantes, como el señor Fernández Flórez...
La colección Pulga se editó en 3 formatos: el comentado, de unas 380 pgnas., otro con lomos y contraportada de fondo blanco, de unas 280 pgnas, (creo recordar, tendría que registrar mi desván para confirmarlo) y otro con sólo 64 pgnas., con cuentos y relatos breves.
Menos interesante fue la colección ARdilla, a pesar de sus preciosas portadas. Y aún no desapareción ese formato: en los años 80 aparecieron varias colecciones de novelas de a duro de los géneros Oeste y romántica.
O tempora, o mores!
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