Sí, nietucos, para que luego vayan diciendo que el Abuelito no presta atención a la más rabiosa actualidad: enterado como estoy de la muerte, el pasado 14 de marzo, del gran Miguel Gough, acudo raudo a rendirle la pleitesía que merece como Grande del Fantástico que fue. Ya conocen la costumbre: a burro muerto, cebada al rabo.
Noventa y tres años paseó por este mundo don Miguel su rostro adusto y señorial, caballero británico de los que uno imagina sentado en su mansión entre libros viejos, perros, valets y mayordomos; hombre con indudable clase, tipo adusto, severo, un punto cruel, que trabajó en teatro y cine del llamado serio antes de ser abducido por el granuja de Herman Cohen, avispado productor de series B a Z que le sumergió de lleno en los abismos del fantástico más grotesco. En la foto lo tienen, jugando a damas con un tigre.
Supo don Miguel en esos años permanecer impertérrito recitando convincente papeles desquiciados sin perder ni una sola vez su flema y su altivez, como si interpretase cualquier atormentado personaje shakesperiano en lugar de a sabios tronados y psicópatas del más diverso pelaje. Su presencia dio al cine de Cohen una categoría señorial que sus loquísimos argumentos estaban muy lejos de tener. Y los fans, caprichosos que somos, lo recordaremos siempre muy agradecidos entre gorilas de trapo y crímenes granguiñolescos en filmes como Horror en el Museo Negro, La casa de los horrores del Dr. Terror o estas dos joyas simiescas que hoy traigo a colación:
KONGA Director: John Lemont. Con Michael Gough, Margo Johns, Jess Conrad, Claire Gordon. Gran Bretaña, 1961.Un divertidísimo exploit de King Kong en el que el gran Gough deleita de nuevo con su papel de científico trastornado y orgulloso, resentido con toda la clase médica respetable. Y todo porque al regresar de una de sus expediciones africanas trae consigo algunos ejemplares que no son del gusto de sus colegas más ortodoxos. Mantiene en su casa un invernadero de repollos gigantes, a los que alimenta con sangre y trozos de bistec bien generosos; a cambio, las plantas se mueven y despliegan verdes tentáculos de lo más curioso. Por si fuera poco cuenta con los servicios de un pequeño chimpancé, Konga, que le sirve el desayuno en bandeja por la mañana y a quien inyecta cada día zumo de planta carnívora, según le enseñara un médico brujo allá en la selva.Gough no para de hipervitaminar a Konga hasta convertirlo en un gorila adulto, enviándolo por las noches a cumplir sus criminales designios en vano intento de hacerse respetar por el establishment científico. Mas ya saben que la avaricia rompe el saco, y tanto potingue raro le da Gough al simio que éste termina por mutar en un King Kong que después de arrasar medio Londres agarra a su artificial progenitor y lo estruja en una de sus colosales manos, antes de ser abatido junto al Big Ben. Fotografía ajustada, ritmo enloquecido, argumento que es puro delirio y desvergüenza a raudales: nada mejor para una tarde de sábado...
BLACK ZOO Director: Robert Gordon. Con Michael Gough, Jeanne Cooper, Rod Lauren, Virginia Grey. Gran Bretaña, 1963 Como Konga, el guión de este Zoo Negro corre a cargo de su productor don Germán Cohen, garantía de desquicio, divertimento y despiporre a partes iguales. Y de impecable factura técnica, todo hay que decirlo. Es Gough aquí el hosco y cruel dueño de un cutrísimo jardín zoológico, amenazado por especuladores que de allí lo quieren echar. En sus ratos libres toca el órgano, inequívoco signo de maligna chifladura, y llena el salón de su casa con tigres y leones, sentándolos en los sofás y manteniendo con ellos animadas charlas. Dispuesto a todo para conservar sus extravagantes costumbres, convertirá a las fieras en instrumentos asesinos a su servicio. Mantienen sus bestias aureola de amenaza, trátese de felinos, del gorila Víctor o de un chimpancé que fuma todo el tiempo, muy lejos de la edulcorada mirada que desde Disney proyectamos las personas sobre los animales feroces. Encastillado en un mundo propio y perturbador, entregado en cuerpo y alma a una causa absurda y hasta sádica, Gough ejerce el mal con convicción absoluta; su militancia al lado de los adoradores del Reino Animal es en él forma suprema de rebeldía contra una humanidad a la que desprecia. Un papel que le emparenta en su misoginia y altanería con el que San Bela Lugosi representase tantas veces en los filmes de la Monogram, privilegio singular que bastaría por sí solo para beatificar en los altares a tan egregia figura del Fantástico.... ¡Viva Germán Cohen! ¡Viva don Miguel Gough!
17 comentarios:
Yo no lo conocía, pero alguien que dirige algo llamado KONGA merece todos mis respetos.
...nombre eufónico como pocos, desde luego...
Gran Miguel Gough, era el mayordomo perfecto de modales exquisitos... una lástima su pérdida.
Lo recuerdo también por Top Secret, haciendo de científico raptado (el del famoso tunel a punto de terminar...)
Un saludo Abuelito
Sí, señor Alimaña, y en varios títulos de la Hammer, como aquella "Maldición de la calavera"...
Descubrí a Gough (cuyo físico me recuerda a Raymond Massey) como secundario en producciones Hammer como el "Drácula" de Fisher. También participó en la curiosa "Horror of the Black Museum" que vi en la tv inglesa.
Vaya expresión lasciva la del gorila de "Konga" una que lamento no haber visto. Borgo.
En la foto de debajo del cartel de Konga,no se yo quien tiene mas peligro,si el primate o la señora con la delantera puntiaguda,vaya par de misiles de destrucción masiva...
...una imagen que vale su peso en oro, don Ángelpito...
A mi que me encantan las pelis con monos sin reparar tallas o pelajes Konga me pareció insoportable, Abuelito, con respeto al finado, refinado y truculento Mr. Gough (a quien recuerdo en capitulos de Los Vengadores). La escena del Big Ben no tiene cuando acabar y esto de nacer chimpance y morir gorila king(Kong) size me parece una falta de respeto a Chita o a cualquier ciudadano del Planeta de los Simios. Que Dios perdona todo menos el escandalo!!
Hombre, don Guely, no me diga usted eso, que yo soy amante del disparate y el exceso, y mayor ejemplo de ambos que convertir a un chimpancé en gorila gigante a base de jugo de traviesas plantas carnívoras, no se me ocurre! Comprendo que ni el argumento es coherente, ni el desarrollo, ni mucho menos los penosos efectos especiales... pero por esos mismos motivos gusta de Konga una sensiblidad estragada como la mía. Perversión puede que sea, en el sentido más puro del término... y lejos de mí esté, en todo caso, el ánimo de imponer mi criterio...
Quiero aportar mi comentario sobre Michael Gough, que en los films que protagonizó como villano, supo estar al tope de la maldad, el mal en estado puro, mucho antes que Hannibal Lecter o los actuales psicópatas sin freno del cine para adolescentes.
¡Sí señor, don Darío, cualquiera olvida aquellos prismáticos con aguja desplegable que regalaba a una de sus amantes despechadas en Horror en el Museo Negro, o los malos modales que exhibe en Black Zoo, sin ir más lejos...!
Bueno, no deberíamos olvidar tampoco el impecable Alfred que compuso para los "Batman" de Tim Burton ¿no?
¡Caramba, es verdad! ¡Ni acordarme, entre tanto gorila gigante y tanta fiera corrupia!
Pues mi foto favorita entre las que ha publicado es la anteúltima. Observe hacia dónde se dirige la mirada de ese chimpancé tan urbano (además del símbolo fálico del cigarrillo).
Ya que estamos en el tópico, hace años vi en la televisión local un film llamado "El gorila de Marte". No vi nada sobre él en Internet (quizá en la versión local cambiaron su título). ¿Lo ha visto?
...A lo mejor ese "Gorila en Marte" que usted vio es la paupérrima "Robot Monster", donde el susodicho monstruo, invasor extraterrestre, es un ser con traje de gorila y escafandra de buzo... Gusto de saludarlo, señor Abraham!
Sin duda películas delirantes imposibles de hacer ahora debido a sus argumentos totalmente insostenibles en una época tan rígida y lógica como la que vivimos ahora.
¡Viva el cine de antes el del puro entretenimiento!!(No me cansaré de decirlo).
...ni yo tampoco, don Angeluco...
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