PARSIFALDirector: Daniel Mangrané (y Carlos Serrano de Osma). Con Gustavo Rojo, Ludmila Tcherina, Félix de Pomés, Alfonso Estela. España, 1951Hay contados filmes que desde su misma concepción aspiren a la condición de rarezas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGdC1HBGbe2uEmWjqceeT_k8xv2PsS5LeB4eKMFW3IL1Cb3y1w-mVdrRLpnWFVWlL_hL4Ad0NkpqubWCBi33x-Z2b0SsrCAoE1OyB0WpX71lcK8ncGslZDL4WV80WgWnHUAYH-vRhua0M/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h58m55s174.png)
Éste del que hoy les hablo es español, de 1951, época y lugar poco dados a extravagancias o singularidades; se sitúa sin embargo voluntariamente en un territorio único en el que sólo cabe él mismo. Vean que comienzo: en medio de las ruinas de la
Tercera Guerra Mundial dos soldados encuentran un librote sobre el atril de una derruida iglesia.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEge8CE_cJKxGbhqdzk-V3ijiw2KPLA71LTZFuLbVB8S-FV77UPeKoQbojSJsxf_Nbm9b9q0Fq_YghOH0Bl8MoZp6GK34cn_lsMMCNpXFJoQYmnzvwWPLIgWDBOLNpdTeuFGsJOTQOSzfAk/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h56m02s221.png)
En él se cuenta la historia de
Parsifal y su búsqueda del
Santo Grial, la copa en la que bebió Cristo, acaecida en tierras hispánicas allá por el siglo V.
Esta primera parte, en la que se da noticia del nacimiento prodigioso de
Parsifal![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTQnRV7jjmXTx6WyIlRdfFoxgQ7tJtYLIMlPdG6Yhu7bSNHOYJW7GrabHtCPw6T5j0hfWveNqHkPXyGTtHOuR8-Mq_ki4kMr6wqIDeCpW2hTlkFK0O6f8Ig0xK620pDXY4kc-X_D8shyphenhyphenc/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h51m16s182.png)
-no sería digno héroe si su llegada al mundo no estuviese rodeada de misterio- y su crianza entre los bosques, resulta semejante a filmes grandes como
Los nibelungos de Lang o
La corona de hierro (1941), el clásico del cine fascista que facturase Alessandro Blasetti. Ya saben: buena fotografía, nula intención de naturalismo, combates cuidadosamente coreografiados, encuadres de aire pictórico,
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhf6Lx93nbihVWOCED8HOd8IxXztjO0FbHQdOYUzIEfLmoDsMPZFc6RMQf4whvbNmJJTYD63umwY4Sq38zTF1z9Wkm64leqbDpGNXALh5Rpiv_k7pXBwRZsjR1Y40-a20Rc7w-7xwalz4/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h57m41s204.png)
vestuarios recargados, estéticas añejas.
Abundan, en este caso, las hordas cuasi troglodíticas vestidas de pieles y con grandes barbas, opuestas en su salvajismo a cuanto representa la
Orden Custodia del Grial, caballeros
mitad monje, mitad soldado que habitan entre las cumbres del sagrado
Montserrat.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-NxQJHT0C01TQ4fGS9OpQ9EOqza0uML4cXfShp1sl3vliZQNfi62mptQz5fNFv7Yq5HKXo-MdmD-0qDT9fzNMFT88i-YwtPMxTW9_K0855bwhFNNZRJFrr1sxL54Xb-4lxHvVQLQF3_I/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h56m34s45.png)
Y las sibilas, los augurios, las venganzas... entre un paisaje de regustos metafísicos donde la niebla, los inmensos cielos y la sobrehumana proporción de las montañas delatan su pertenencia a
Otro Mundo. El de la
Tradición, con mayúsculas, para bien y para mal netamente europeo, cristiano y muy español.
Toda la lucha entre el malvado Klingsor, caudillo bárbaro de mirada lugosiana, y
Parsifal, el conquistador del Grial,
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsdDTXRjCbZvPINbLfUfuNv4FH5HnAFh5hAXERrxmTueEsUO_1ua6hl-v4qM8wT7KBWgR_-SXWN2s6dag_6EQZAUBqKOGzHpmVWktd8k0iDG0WHYwRoUhw7rPhCmv1lKrg6-cbiANEicI/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h55m33s198.png)
mantiene un tono arrebatado, como de Luz contra Tinieblas, misticismo barato de andar por casa. Y es que no en vano la historia está basada en
Ricardo Wagner, tal vez el más hondamente
kitsch de los artistas. Solemnidad y trascendencia la hay para dar y vender,
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMdrnq5QIM7b_xazvUaBO6h-uokjvumtcWvSMihE8cmezpk9PfxtxCurawPDRm4DZvC9IuiJZlxDuHTZVFIa9re38_38WEE_F_SXl5DhnGv8JLPnEYQPSQ9ZCwVbVYyzQyOj3MGliamT0/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h53m33s15.png)
un poco demasiada incluso para quienes no tenemos empacho en devorar cuantos excesos estéticos se pongan ante nuestros ojos y lo hacemos a gusto, además.
Oropeles, artificios y una religiosidad radical y muy rancia acaban por empachar y se acercan, peligrosos, a lo llanamente cursi.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjC1UpHFEM1LjWt4d9ipr3Kg8Yt3ONMb_uc8dRK3ody9MZ1GR1hwSiSoPWvqPGpjpqMQu8a8U-WowIRExA4B1jy4L3y0KPGnwi8fjMt_74df7P_CO1f6JusUYjKxLrRT5Y0wRV1YVK-uBI/s320/vlcsnap-2011-01-24-09h53m06s13.png)
Mas hay también en
Parsifal toneladas de magia, una historia inusual, algunas imágenes difíciles de olvidar -el
Jardín de los Pecados Capitales, por ejemplo-, una estética que tan pronto emborracha como empalaga y un tono tan inusual en el cine español -y en cualquier otro, qué diantres- que termina por convertirla en puro delirio. Acercamiento al fantástico tan frailuno como prodigioso: en todo caso, único...