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Ya se lo advertí hace tiempo
AQUÍ: antes de mutar en repelentes peluches o cantar como cretinas en las películas de Disney, las fieras salvajes se dedicaban a hincar mordisco. Dañinas, traidoras, esclavas de sus malos instintos, amigas de hacer correr la sangre humana.
¡Que maravilla! Mis historias preferidas -fieras devoradoras de hombres, mujeres y niños- llevadas a los tebeos con todo el espíritu naif. Me imagino a Kenneth Anderson volviendo de la tumba para reescribir sus historias de cacerias en la selva índica en forma de guión para un tebeo.
ResponderEliminarEs curioso constatar como ahora los animales son inofensivos con los hombres y ya no atacan ni nada. Disney cambió esta visión... muy buena observación!
ResponderEliminar¡Ay, Abuelito, pobre Benejam... Ay, si el gran Eustaquio Morcillón y su negrito Babalí levantaran la cabeza y vieran cómo el lenguaje eufemístico y lo políticamente correcto ha eliminado del imaginario palabras tales "fiera", "alimaña", "animal dañino", "bestia", "sanguinario",etc... (Y ya puestos, ¿se acuerda alguien de los presentes de aquel rancio y benevolente término de "safari fotográfico"?)
ResponderEliminarYo también adoro las historias coloniales de jungla con elefantes y fieras feroces, señor Leblansky... ya irán asomando por este Desván.
ResponderEliminarImaginaba, por conexión estética, que este album seria de su agrado también, señor Galderich...
Y sí, don Sap: yo realicé safaris fotográficos. En un parque habilitado al uso allá por los primeros setenta, sacando fotos sin bajar del 124 y viendo pastar avestruces y chimpancés por el agro mallorquín. Una experiencia decididamente kitsch, muy lejos de la jungla imaginada...
Le recomiendo encarecidamente este texto, donde una mente lúcida coincide en sus asertos sobre los cambios en las relaciones entre hombre y animal al hilo del auge del urbanismo en el siglo XX.
ResponderEliminarhttp://www.elsjoglars.com/blog.php?post=220
El tigre de la tercera viñeta debe ser miope, se ha saltado una presa... Y hablando de tigres...
ResponderEliminar"Sus miradas despedian fuego y los sordos rugidos que lanzaba hacían retemblar la tierra."
Carape con el animalito, ni que fuera un tiranosaurio...
Le recuerdo sr. Abuelito, que aún nos quedan los bichos de 6 u 8 patas que exterminan tropas espaciales, hormigas mutantes por la radiación de una explosión nuclear que siembran el pánico y arañas que intentan devorar hobbits.
ResponderEliminarA partir del comentario de Anónimo:
ResponderEliminarEl argumento de autoridad es una falacia, pero permítaseme comenzar este comentario con una cita:
"Los hombres componen, considerados en términos generales, una chusma bastante miserable." (S. Freud)
No hay nada que indique que el hombre no sea la peor especie sobre la faz de la tierra. Ponerlo por sobre el resto de las bestias es hacerse el ignorante con su capacidad depredadora.
Las bestias no son seres humanos, sí, pero atribuirle a la humanidad una superioridad que se empeña día tras día en negar es ceguera.
Si las figuras que tiene la piedra oblonga ocre que se encontró en Blombos, Sudáfrica, son efectivamente escritura, entonces podríamos datar el comienzo de la cultura hace 77.000 años. Es penoso ver cuán poco ha hecho la humanidad en ese lapso.
Gracias por la recomendación, señor Anónimo. Un placer su lectura. Se peueden decir las cosas más altas, pero no más claras...
ResponderEliminarImpresionante, abuelito. En mi juventud trabajé en una escuela perruna y por poco me devora un dálmata con los cables cruzados. Desde ese día decidí que no trabajaría en ningún sitio donde me pudieran morder o comer. Borgo.
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