![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-s9NEc79bmsq3ws2PRKArJ5yjaIU5OnrGFfAKVvl78g29R09Oo76AXNMgbsO1Pr07SMMES4pQg_M4Ks4idNBgjsK9ZtBR6T6Pr0CZorTX5j_dsBRrVQwoWNEXE7fBbXbI9VCP1Pa3BWh7/s280/pp+007_NEW.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnB_6thFPT_2Er0_PkN8QSsQdfEOo0K8hZhu0i3TMigmFnLovHQTBTZUXOlDWH7vGl9SfIHQ1oZOCFq2iiy_6YnP7xsIjBd-pDRKjJJ9oWCnnXSvcyQ4BYhMgsIbhEJD1J3L686iRAXNTn/s280/lerouge_0001_NEW_0001.jpg)
Vean si no como van llegando al Desván nuevas pruebas de su perfidia, de voces tan autorizadas como la de don Edgar Wallace... y del otro que traigo hoy... como para fiarse de un asiático con semejantes bigotes...
(La serpiente amarilla. Edgar Wallace. Las novelas de la Palma, editorial Maucci hacia 1950, portada de E. Vicente; Los jugadores de Mah-Jongg. Louis T. Jourdant. Col. Diamante amarillo, ediciones Marisal 1940, portada de Adolfo López Rubio)
Y es que si luminarias como Sax Rohmer, Robert E. Hoeard o Lovecraft (este último en la vida real y todo), hablaron de esta peligrosidad amarilla, es porque el río llevaba agua XD
ResponderEliminarSaludos!!
Pués para temblar es el relato de Jack London "Una invasión sin precedentes" escrito allá por los años treinta.
ResponderEliminarMr london acabó con la amenaza amarilla de un modo un poco....no sé...cruel...cruel para cualquier época de la historia de la humanidad.
Caray, no recordaba este relato de London... lo que he podido conseguir, gracias a un antiguo comentario suyo, Angeluco, es Arrástrate, sombra, arrástrate... Digna continuación de las andanzas d ela fabricante de muñecas...
ResponderEliminarMe agrada haber contribuído a engrandecer el desván.
ResponderEliminarMe pregunto cómo todavía no había descubierto este extraordinario blog. Enhorabuena, amigo. Yo también tengo mi desván que, si te apetece, puedes visitar.
ResponderEliminar¡Menudo desván tiene usted, hermano Castillejo! ¡Qué gozo de papeles pasados y mitos del celuloide!
ResponderEliminarUn saludo de su vecino!!