2008-09-29

The lady and the monster/ Unnatural

Los programas dobles del Abuelito presentan...
Calvas que asombraron al mundo: ERICH VON STROHEIM

THE LADY AND THE MONSTER
Director: George Sherman. Con Erich von Stroheim, Vera Ralston, Richard Arlen, Mary Nash. USA, 1944
¡Cuanto se agradece que en el cine de reestreno que hay debajo del Desván no paren nunca de echar programas dobles viejunos! Anoche me deslicé desde mi ventana y colándome en la sala vi dos de las incursiones que Erich von Stroheim, el director de cine arruinado que acabó como actor secundario, hizo en el fantástico, muy originales todas e inevitablemente marcadas por su presencia sombría y escéptica, muy por encima del resto de la especie humana.

Empezó la sesión con The lady and the monster, una producción de la Republic, el más rico entre los estudios pobres de Hollywood. Otra vida ejemplar que va a parar a los confortables abismos de la serie Z, como Lugosi, como Karloff, como Zucco y Lionel Atwill. Tras catar las mieles de la gloria y el glamour y sufrir su maldición, recalan en las verdaderas esencias del cine, como debe ser.

Es una versión de El cerebro de Donovan, la novela de Curt Siodmak llevada al cine en otras dos ocasiones al menos. Ya conocen la historia: accidente cerca de la casa de un mad doctor; superviviente al que se extirpa el cerebro; encéfalo rebelde que una vez redivivo en su urna gobernará malignamente las voluntades más débiles obligándolas a matar, matar, matar...

Canónica en su iconografía, Stroheim es médico loco arquetípico, viviendo aislado en su gótica mansión, cojo, con bata blanca de las que se cierran por detrás (importante detalle que delata siempre propósitos torcidos) visera y gafas raras. Repite su papel malencarado y severo, autoritario y sin sentimientos, un poco como lo que nos creemos corresponde a su origen alemán.

Una película muy notable, hecha con un mimo inusual entre las producciones de la pobreza, con buen sentido del ritmo y recreación de atmósfera; se ve que el hecho de contar con Stroheim y el director George Sherman hizo que los gerifaltes de la Republic se estirasen más de lo habitual. Excelentemente fotografiada e iluminada, filme hecho de sombras cortadas a hachazos que trazan desde los decorados el paisaje interior que habitan los personajes, desolado y amenazante en la mejor tradición del género.

ALRAUNE (Unnatural)
Director: Arthur M. Rabenalt. Con Erich von Stroheim, Hildegard Neff, Karl Heinz Böhm, Harry Meyen. Alemania Federal, 1952
Cuando estaba otra vez repantingado a gusto en mi butaca, dieron esta película alemana, también otras veces llevada al cine y basada en un libro, Mandrágora, del pérfido y decadente escritor Hans Heinz Ewers.
Stroheim repite como sabio loco, todo un Frankenstein avant la lettre con sus experimentos de inseminación artificial (en 1952 eso todavía era ciencia ficción), en los que fecunda el óvulo de una ramera con el esperma de un asesino múltiple. El resultado es la increíblemente bella Hildegard Neff, inocente y perversa; su creador la envía interna a un colegio de monjas de la que no la saca hasta que es mayorcita. ¿Qué tendrá más poder, su educación o sus genes, aquí llamados "destino"?

Siempre son de agradecer detalles de respeto a la iconografía clásica, aún más cuando no pintan ni aportan nada: el gorila que el médico asesino guarda enjaulado en el laboratorio, o la calavera que decora su mesa, perteneciente nada menos que al padre biológico de la muchacha.

La historia es una nueva vuelta de tuerca al mito de la hembra poderosa, sexualmente libre y perdición de los hombres, ese que tanto miedo da a nuestros pobres pellejos de machito; no quedará más remedio, para salvaguardar entrepierna y autoestima, que matarla: si no sojuzgamos no somos felices, cosa tan lamentable como verdadera. Hildegarde trae la desdicha a cuanto hombre se cruza en su camino, consciente de su poder sobre ellos los utiliza y los atrae. El amor la redime antes de que muera a manos de su creador, que secretamente ha estado comiéndose con los ojos a su hija artificial, hasta el punto de no poder soportar que marche con otro.

El filme naufraga por lo pacato de sus plantemientos: no se puede rodar una historia de sexo, como es esta al fin y al cabo, con semejante comedimiento, frialdad y ritmo teutónicos, con ese terror a escandalizar a nadie. Así no hay manera, y no me refiero a que haya escenas explícitas, que para sustentar el imprescindible morbo no hacen falta para nada como bien saben en Hollywood.

Menos mal que in extremis la salvan los dos grandes actores. Stroheim, apretando fuerte las mandíbulas, con esa eterna expresión severa y fatalista como si adivinase de antemano los designios del hado que guía sus pasos, siempre enlutado y de mala gaita. Hildegard Neff, hermosa y turbadora, reina y prostituta, mantis religiosa que al fin devora macho y película entera, gozosa e inquietante.

2008-09-26

Los falsos Sherlock Holmes

BIENVENIDOS AL 221-Z DE BAKER STREET

Hala, nietucos, pónganse todos el gabán y tomen la bufanda, que la niebla es húmeda y traicionera, y nos dirigimos a Londres, al nº 221-Z de Baker Street, humilde hogar de cuantos imitadores del genial detective Sherlock Holmes han pisado la Tierra.

Miren quién nos ha abierto la puerta: nada menos que don Vicente Blasco Ibáñez, editor de esta novela que hoy les presento, que alegre y falsamente proclama la autoría de Arturo Conan Doyle. Es uno de los dos o tres apócrifos del detective aparecidos en la colección La Novela Ilustrada, en el albor de los años veinte. He querido presentárselo el primero.

Un tal F. Mota es el autor de las ilustraciones; el texto parece corresponder a algunos de los episodios de origen alemán que se publicaron en forma de folletín en media Europa, y que les enseñaré en la próxima entrada de esta nueva serie dedicada a los hijos ilegítimos de Sherlock el inmortal.

Les dejo mientras en compañía de malhechores, doctores armados de paraguas mortales, damas asesinas, damas asesinadas y vendedores de cadáveres femeninos con los pechos al aire. Y no descuiden el aviso que el editor les hace ante los abusos de kiosqueros y repartidores. ¡Mucho ojo!

2008-09-23

Mr. Wu

MR. WU
Director: William Nigh. Con Lon Chaney, René Adorée, Louise Dresser, Ralph Forbes. USA, 1927.
En alguna parte que ahora no me viene a la cabeza he leído que esta película no era de terror, que era un melodrama. Y es verdad, pero sangriento. Y de argumento tan extremo que le acerca al fantástico. Además, es de chinos con coleta, que son un icono del género, sale en un glorioso triple papel Lon Chaney, otro que tal, y encima es un festival del cine voluntariosamente artificial, cine de ambientes irreales como el del Canon del Terror de la Universal. Sobran pues razones para acogerla en el Desván.

Un festín visual, eso es más que otra cosa, en donde sin pausa ni pudor se exhibe cuanto icono pueda sugerir a nuestras mentes occidentales la palabra "chino": templos de triple tejado, tipos con coleta que se inclinan para saludar, estanques de nenúfares, bambúes y lotos, almendros en flor, mandarines de batín de dragones y largos bigotes, puertas redondas, ventanas octogonales... Todo lo que el imaginario occidental ha dado de sí al respecto.

A ver si resumo esta tragedia desquiciada en el tiempo necesario para que no se aburran. Un blanco adinerado residente en China enamora y deja preñada a la hija del ilustre mandarín Mr. Wu. Éste lo captura, y después de hablar cariñosamente con su equivocada hija, la degüella cermonialmente en el templo familiar para poder salvar su alma, dice. Consumado el primer acto, hace acudir a su mansión a la hermana y la madre del seductor y se apodera de ellas. Mr. Wu separa a la señora y le muestra a través de un ventanuco dos escenarios: en uno su hijo está atado junto a un verdugo que exhibe su mortal sable; en el otro se halla su hija, a la espera de que un chino muy feo y desgreñado se la beneficie ardorosamente. Ella será quien deba elegir entre sacrificar a uno u otro de sus vástagos.
Chaney está impresionante en sus tres caracterizaciones; como Abuelito Wu sesentón, Abuelito Wu octogenario y Mandarín Wu madurito y cruel. Creíble y comedido, con la gesticulación justa y con ese rostro de madera sufriente que tanto nos cautiva.

Y aunque el ritmo no es gran cosa, que peca un poco de avanzar a gatas, todo termina por perdonarse por el grado de enfermedad pasional generosamente exhibido en el guión, que sólo en esta época se dió pródigo y demostró ser muy del gusto del público. Y por la borrachera de arquetipos kitsch que nos meten de continuo por los ojos, exquisito chop suey visual para degustadores de cultura popular.

2008-09-20

Mack-Wan el Invencible

MACK-WAN EL INVENCIBLE

Es su deber, nietucos, disculpar las continuas distracciones e idas de olla que este pobre anciano que les habla comete a menudo. Cosas de la edad.
Me ha acordado que hace un montón de tiempo que les debo la segunda entrega del colosal folletín Mack Wan el Invencible. Tomen nota: la primera entrega hay que buscarla el 13 de junio de 2008. Para la siguiente y última espero demorarme menos tiempo.

El primero de los superhombres ibéricos arrastra tras de sí un desgraciado pasado (vean así que Stan Lee no inventó nada). Una serie de intrigas hace que de pequeño sea arrebatado a sus padres e internado como loco peligroso en un manicomio en el que crece en la soledad de su celda. Listo como es, en vez de perder el tiempo se dedica a inventar artilugios como las ventosas de succión que le permiten trepar por las paredes o su traje aislante a prueba de balas, que le convertirán en un capaz luchador contra el crimen.

Fugado del sanatorio mental en el primer capítulo, pronto conoce a quien será su ayudante, Jim, un niño de rostro horrendo debido a las mutilaciones a que ha sido sometido por una banda de traficantes que hace su agosto deformando criaturas para venderlas a las ferias y circos. Puro Víctor Hugo.

La persecución y castigo de tan cruel mafia será el eje central de la aventura, salpicada de chinos malos, hombres que exprimen señoras bajo ruedas de molino, mansiones electrificadas, ahorcados bajo los puentes del Támesis, sectas secretas que habitan en el interior de las pirámides... de todo, de todo, un despliegue incesante de prodigios y maravillas.

En la próxima entrega les informo de mis pesquisas acerca de sus autores. ¡¡NO SE LA PIERDAN BAJO NINGÚN CONCEPTO!!

2008-09-17

El Señor del Fuego

Se acerca el invierno, creo, la estación que más me gusta porque hace juego con mis níveos cabellos y mi provecta edad, y las etiquetas y nuevas secciones de este desván Desván florecen abundantes como pimpollos.
Hoy ha brotado una nueva, ya lo ven, CAVERNÍCOLAS ESPAÑOLES
será su nombre, y glosará hazañas y vidas de cuantos hombres prehistóricos hayan asomado a nuestros tebeos y pulps. Que no son muchos, pero sí los suficientes.
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Inaugura sección esta novela corta de Manuel Vallvé, publicada en la Biblioteca Oro de editorial Molino en 1943. Breve relato claramente inspirado en J. H. Rosny, el gran precursor del género que no tardará en asomar por estos pagos. El argumento narra las peripecias de Neb el cavernícola, más espabilado que el resto de su tribu y responsable de encontrar, como por casualidad, la manera de hacer fuego. ¿A que les recuerda la de La conquista del fuego de los escritores franceses antes citados? Si hasta salen enanos de los pantanos, como en aquella obra seminal...
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Mención aparte merecen las ilustraciones de Alejandro Coll, en la gran tradición catalana que inaugurase brillantemente Junceda y que tantos talentos dio durante el siglo XX. Habitual de Molino, pintor, portadista, dibujante todo terreno que cumple extraordinariamente con su cometido. Vean qué magníficos trogloditas, qué colosales cachiporras, qué sentido de la composición, qué maestría al plasmar la fauna prehistórica.
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Pronto traeré más de nuestros ilustres antepasados. Purk, el Hombre de piedra, Ug, el troglodita, Naoh, Nam y Gau... familiares salvajes y queridos. A todos se los voy a presentar durante este año. Un poco de paciencia y no falten a su cita con el Desván.

2008-09-15

Bloodlust

BLOODLUST
Director: Ralph Brooks. Con Wilton Graff, Robert Reed, June Kenney, Walter Brooke. USA, 1959.

¡Viva el cine bubble gum, nietecitos, el que se puede degustar intrascendente y feliz en un ratillo como un chicle de fresa! Perfecta muestra es este filme que les traigo hoy, teenager, con su pizca de tontorroneo y sus gotas de extravagancia asomando por todas partes.

Verán, la cosa va de dos parejas de jovenzuelos embarcados en el bote de un capitán borrachete, que en un descuido les deja en una isla pretendidamente desierta que no sale en los mapas, claro está. Allí, como en el relato seminal The most dangerous game de Richard Connell, en el que está basada la película, encontrarán a un señor millonario que entretiene sus ocios cazando personas, de verdad, no solo metafóricamente como suelen hacer los ricos en el mundo real.

Conocerán todos ustedes, por su bien lo espero, la versión que en los treinta se rodase de este cuento, El malvado Zaroff, con Joel McCrea como protagonista. Cine del envuelto en las gloriosas sombras de la época y que en todo caso contaba con muchos más medios que este, con una selva con trampas, cataratas, abismos y todo, cuando aquí hemos de conformarnos con un jardín de juguete sin perros de presa ni alarde alguno.

Qué le vamos a hacer. A cambio, no falta desenfado, ni soltura narrativa, ni buena fotografía, ni animales disecados, ni un montón de toques pre-gore que van de un sicario malo disuelto en ácido a un señor rellenando cabezas humanas con trapos, muertas metidas en urnas o la crucifixión avant la lettre del malvado cazador al final del metraje. Ni un museo de cadáveres que han pasado por mano de taxidermista, ni dos muchachas ingenuamente sexys, ni héroes tontorrones, ni villano grandioso en su composición actoral.

Así que a conformarse, que al menos uno es feliz durante los cincuenta y tantos minutos que dura. Eso sí, puretas del fantástico, críticos sesudos y aficionados serios, absténganse, que este es cine sólo para almas cándidas como la mía. Y a mucha honra, qué diantres!